Bajo la dirección y coordinación de Pedro Álvarez, profesor titular de Orientación Académica y Profesional de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna, se celebró recientemente el seminario internacional online “Rutas, trayectorias y círculos recurrentes del alumnado que llega a la universidad: ¿crisis de la enseñanza o problemas de aprendizaje?” que despertó el interés de más de 190 docentes, investigadores y alumnado de posgrado de diferentes países como, España, Italia, Portugal, Francia, Estados Unidos, Chile, Argentina, México, Costa Rica, Uruguay, Colombia, etc.
Esta iniciativa, promovida desde el Laboratorio de Orientación y Tutoría Universitaria y el Vicerrectorado de Innovación Docente y Calidad de la institución académica, contó con la participación de ponentes como Miguel Zabalza, catedrático de Didáctica de la Universidad de Santiago; Pilar Figueras, profesora de Orientación Profesional en la Universidad de Barcelona; Saturnino Martínez, director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa; Pedro Hernández, inspector de Educación en la Delegación del Gobierno de Canarias y Rodrigo Trujillo, profesor de Matemáticas e investigador para la mejora de la enseñanza y reducción del fracaso educativo.
Según el profesor Álvarez, se han conseguido los objetivos propuestos en este seminario, porque se han puesto sobre la mesa ideas y planteamientos, desde miradas diferentes pero complementarias, que sin duda son interesantes para seguir reflexionando y trabajando por la mejora de un problema de profundo calado, como es el de las transiciones académicas y el abandono de los estudios universitarios. Haciendo uso de diferentes enfoques (pedagógico, sociológico, orientador, económico, etc.), se quiso dar respuesta a los dilemas planteados en torno a las trayectorias y fracaso académico del alumnado. “¿Es un problema de desigualdad, un problema académico, un problema personal, un problema económico, un problema institucional?; ¿Fracasa el estudiante o es la institución la que no está a la altura de las necesidades?”
“Nos enfrentamos a un fenómeno complejo, que no solo afecta al estudiante directamente, sino a las familias, a la institución universitaria y a la sociedad en general. Año tras año las estadísticas que aparecen en los informes oficiales, siguen reflejando que el abandono académico es un problema grave, presente en todos los niveles educativos y que en el caso de algunas titulaciones universitarias supera el 50% de los matriculados”, sentencia el profesor Álvarez. En relación a esta problemática, durante el seminario se analizó si el sistema de acceso a la universidad es el adecuado, si la orientación que se les da a los estudiantes en la etapa preuniversitaria es suficiente, si se cuenta con los recursos necesarios para atender y asesorar a los estudiantes que viven procesos de transición, etc.
Entre las conclusiones, se apuntó la necesidad de implicar a los estudiantes en su proceso de desarrollo formativo y profesional a corto, medio y largo plazo, ayudarles a definir qué quieren conseguir, más que ayudarles a decidir qué quieren estudiar, reforzar la orientación al alumnado en todas las etapas educativas para cambiar inseguridad por confianza, motivación y autonomía, darle cabida a la transferencia de los resultados de la investigación para mejorar la intervención sobre el problema, etc.
“Si queremos realmente revertir la situación, debemos trabajar en distintas direcciones y en diferentes contextos, con la mirada puesta en las necesidades del alumnado. Aunque parezca un tópico, hay que trazar puentes bien señalizados entre etapas educativas, para que los estudiantes puedan recorrerlos sabiendo claramente a dónde les conducen y qué se van a encontrar. Y en el ámbito universitario, algunas cuestiones claves: cuidar especialmente el aterrizaje, arropando al alumnado desde el primer día con planes de tutoría y mentoría, con servicios que atiendan los problemas y apuesten por el bienestar del alumnado y con profesorado capacitado y bien preparado para una “buena docencia”, para un buen ambiente de aprendizaje guiado durante el primer curso, que es cuando se produce el mayor número de abandonos”, concluye el profesor Álvarez.
Por tanto, dependerá en gran medida del tipo de experiencias previas que haya tenido el estudiante que llega a la universidad, así como del grado de integración social y académica que logre para evitar el fracaso y construir trayectorias formativas de éxito que marquen el camino hacia el posterior desarrollo profesional. Y este es un reto en el que todos los profesionales de la Educación deben estar comprometidos.