Cuando se habla del turismo en Canarias, lo primero que se menciona es su importancia estratégica, al ser la actividad más importante dentro del sector productivo local, auténtico motor económico de la región que crea miles de puestos de trabajo y dinamiza de manera subsidiaria otras actividades. Sin embargo, sus implicaciones van más allá de lo puramente empresarial, ya que su influencia se deja ver también en el comportamiento de las personas, las costumbres y la cultura. Por ello, para el Archipiélago es importante tener un conocimiento continuo y actualizado sobre este sector, que lo aborde desde diferentes puntos de vista para así hacer justicia a su complejidad.
La Sociología es una de las disciplinas idóneas para investigar una actividad tan íntimamente relacionada con las poblaciones y sus comportamientos. Precisamente a eso se ha dedicado desde que leyera su tesis doctoral en 2004 el profesor Manuel Santana Turégano, adscrito al Departamento de Sociología y Antropología y que, además de su producción científica académica, también posee publicaciones de corte más divulgativo en prensa generalista, igualmente sobre asuntos relacionados con el turismo y su impacto en la sociedad.
Este itinerario investigador surgió de manera casi accidental, pues Santana comenzó a estudiar Arquitectura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y, tras el primer trimestre, tuvo claro que su trayectoria formativa debía discurrir por otros derroteros. “Creo que uno no tiene por qué tener claro a los dieciocho años la vocación; de hecho, hay quien dice que es malo tener las ideas demasiado claras a esa edad”.
El caso es que, al finalizar sus estudios de Sociología, y mientras se planteaba realizar su tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Barcelona, el recién licenciado se encontró con que la convocatoria de becas para la realización de tesis doctorales del Gobierno de Canarias tenía una línea prioritaria sobre mercado de trabajo y otra sobre turismo. “Donde yo estudié se había investigado mucho sobre sociología del trabajo, pero poco sobre turismo, así que presenté un proyecto sobre mercado del trabajo turístico, que venía a aunar las dos líneas. Y así empezó todo”.
El turismo, imprescindible para comprender la sociedad canaria actual
Los especialistas sitúan el comienzo de la Sociología como disciplina científica coincidiendo con la Revolución Industrial, época de grandes cambios a todos los niveles que, obviamente, quedaron reflejados en las estructuras sociales y, por ello, propició la reflexión sobre lo que estaba sucediendo. “Pero en Canarias no tuvimos Revolución Industrial”, puntualiza Santana. “Podríamos decir que el suceso equivalente fue el desarrollo del turismo de masas. Entonces, entender la sociedad canaria actual y su economía implica entender cómo la relación que hemos establecido con el turismo nos ha cambiado”. Así, el investigador matiza que a él no le ha interesado específicamente la “sociología del turismo”, simplemente ha sucedido “que no se puede hacer sociología de Canarias que no tenga algo que ver con el Turismo”.
Ahondando en la idea, explica que desde que llegaron los castellanos en el siglo XV, Canarias se entiende a partir de su relación con el exterior. Por ejemplo, los sucesivos monocultivos que han caracterizado la economía regional son ejemplos de relaciones con el exterior a través de la exportación de productos. “Y también implicaba movimientos de personas, porque en muchas zonas de cultivo de la caña de azúcar en el XVI, el 25% de la población era esclava. Y luego estaban los flamencos y los genoveses como la familia Lercaro, que vino aquí porque eran comerciantes”.
A partir del XIX, el turismo comenzó, en parte, porque cuando los británicos comerciaban con una de sus colonias más importantes, Sudáfrica, los barcos no podía llegar en una sola etapa, por lo que recalaban desde Reino Unido en los puertos canarios cargados de carbón. La posibilidad de llenar las bodegas con plátanos y tomates en el viaje de vuelta marcó una nueva etapa en la historia económica de las islas. “Y en ese momento es cuando empezaron a venir para quedarse algunos ingleses y el resto, como se suele decir, es historia”.
Cambio de paradigma
La reflexión desde las ciencias sociales sobre el turismo llega en un momento en el cual algunas tradiciones académicas comienzan a hablar de un cambio de paradigma, y que en la actualidad consideraría que el turismo sería “una subparte” de un fenómeno social más amplio, el de las “movilidades”.
Tradicionalmente, el turismo hacía referencia a la idea de “tour”, de ir a un destino durante un corto periodo y volver a casa. “Pero, por citar un caso actual, ¿un nómada digital es un turista? O el caso típico del señor inglés que lleva viviendo en Canarias veinte años y tiene un restaurante aquí, cuando viaja a Inglaterra, realmente habría que considerarlo un turista canario que viaja a Gran Bretaña pese a ser inglés. Es un caso que se da muy a menudo en Canarias, donde a día de hoy, y con especial importancia en la isla de Tenerife, hay aproximadamente un 21% de la población nacida en el extranjero. Y si añadimos a quienes han nacido en otras partes de España, la cosa aumenta. La gente se mueve por muchos motivos”, y hay que entender el turismo en este continuo de distintos tipos de movilidades.
Pero, al margen de la dicotomía entre si es pertinente hablar más de turismo o de movilidad, otro factor que señala Santana en relación al cambio de paradigma que se está viviendo en el sector es su presumible evolución futura: “A lo mejor me estoy metiendo en camisa de once varas, pero hasta donde yo sé, de aquí a veinte o treinta años, esta idea de que la gente se va a poder mover una semana a 3.000 kilómetros de donde vive a buen precio no va a ser posible porque los costes del combustible van a ser muy altos”.
Ese escenario de cambio en la disciplina ha llevado a Santana a replantear sus estudios con una visión mucho más amplia pues, en su opinión, muchas veces las fronteras entre Sociología y Economía se desdibujan y, por ello, él se siente más cómodo considerando que aborda los asuntos que estudia desde las Ciencias Sociales. Esta dualidad la aborda en una de sus últimas obras publicadas, el ensayo “Homo económicus u homo sociologicus” (2022).
“En un mercado intentas conseguir el máximo beneficio por el mínimo esfuerzo, maximizar la función de utilidad. Eso es microeconomía, se da en primero de carrera. Pero hay otros ámbitos de la vida social, como la familia y los hijos, donde no te comportas así. Lo que yo llamo homo sociologicus sería que nos comportamos siguiendo pautas socialmente establecidas para el grupo al que pertenecemos y la situación en la que estamos. El 99% de nuestras madres nos habrá dicho alguna vez: ‘Una madre se quita la comida de la boca para darle a sus hijos’. No hace un cálculo en el sentido de ‘me estoy quitando la comida hoy, pero cuando sea mayor, mi hijo me va a cuidar’. No: sencillamente, se comporta siguiendo una pauta socialmente establecida”.
Sobre la división disciplinaria, Santana recuerda que tiene su origen en los años 40 del siglo pasado, en la Universidad de Harvard, cuando uno de los padres de la Sociología estadounidense, Talcott Parsons, pactó con los economistas la división del trabajo que realizan las Ciencias Sociales: “you take value, we take values” (“ustedes se quedan con el valor y nosotros con los valores”). “Durante cuarenta años se ha dado esta diferenciación, que permanece hasta cierto punto. Por decirlo de una manera rápida, la pobreza, la migración y todo lo que se relaciona con el Trabajo Social las estudia la Sociología, y todo lo de los ricos, lo estudia la Economía”.
Sin embargo, en muchas ocasiones las fronteras disciplinarias se difuminan y es necesario ese abordaje más integral o, por lo menos, complementario como la Sociología Económica, un campo en el que el propio Santana ha presidido el comité de investigación de la Federación Española de Sociología, si bien admite que, en comparación con lo que sucede en otros lugares, está relativamente poco desarrollado en España.
Como ejemplo de trabajos realizados en dicho ámbito, señala un análisis sociológico sobre la elaboración de la legislación bancaria europea formulada tras la crisis financiera. En él se realizó un diagnóstico entrevistando a agentes del sector y una de sus conclusiones fue que los consejos de administración de las entidades deberían tener mayor diversidad incorporando más mujeres, bajo la hipótesis de que, a la hora de asumir riesgos, no es exactamente igual el comportamiento masculino que el femenino. “Yo le cuento esto a usted, y no sabría si ponerlo bajo el epígrafe de Economía o Sociología. ¿Qué más da? Y estoy metiéndome en lo que sería el núcleo duro de la Economía: las finanzas”.
Otro ejemplo de esa sociología de las finanzas que aporta es la descripción del proceso de “financiarización”, que permite observar un cambio en la relación social que hay detrás de las operaciones inmobiliarias. Así, hace un tiempo salió la noticia de que la compraventa de viviendas en Canarias había llegado a niveles significativos, pero, curiosamente, muchas de ellas no se realizaban mediante una hipoteca. “Eso no quiere decir que la gente esté rica, sino que los fondos de inversión están actuando”. Por ello, argumenta que, a la hora de regular, habría que considerar si la propiedad está en manos de personas físicas o personas jurídicas. “Un promotor hace una urbanización para que la gente pueda tener una segunda residencia vacacional. Pero si la compra un fondo para alquilarlo, resulta que el suelo, que es lo más escaso que tenemos en Canarias, se nos está yendo a objetivos distintos a los que deberíamos utilizarlo”.
Cuadros de mandos del sector turístico
Otro proyecto del cual ha sido responsable Santana Turégano es “Sistema de información para la medición de los impactos del turismo (SITUR)», de tres años de duración, en el cual abordó junto a otros investigadores, cuestiones como los cuadros de mandos e indicadores más adecuados para evaluar el rendimiento de la actividad turística. Aunque formalmente terminó en 2020, en la actualidad los trabajos derivados de este proyecto se han integrado dentro del Observatorio del Turismo de Canarias, en el que participa personal investigador tanto de la Universidad de La Laguna como de Las Palmas de Gran Canaria. El proyecto parte de un supuesto claro: con mejores datos se pueden tomar mejores decisiones. La dificultad reside no solo en cómo obtenerlos, sino en decidir cuáles son los óptimos para caracterizar lo que se desea medir.
El término “cuadro de mandos” viene del ámbito de la Administración y Dirección de Empresas y viene a ser una herramienta de gestión que monitoriza la actividad desarrollada por la organización y, a partir de los datos numéricos obtenidos, facilita la toma de decisiones. “Pero un cuadro de mandos no sirve de nada por sí mismo, lo importante es ponernos de acuerdo como sociedad en hacia dónde queremos ir. Nos puede ayudar a ver cómo van las cosas, pero los datos nunca son neutros: que recabemos información sobre unas cosas y no sobre otras es importante. Por ello, la conclusión principal de ese estudio fue la necesidad de mejorar los sistemas de gobernanza”.
Sobre la relevancia de qué datos analizar y, a partir de ellos, qué indicadores crear y utilizar, pone el ejemplo de la diferencia en número de turistas entre las dos islas capitalinas: Tenerife recibe cinco millones al año y Gran Canaria, cuatro. Así que, en un primer vistazo, la diferencia es claramente favorable para la isla occidental. “Dibujando los datos muy a brocha gorda, si pasas esos millones de turistas a pernoctaciones, resulta que un 30% de más en favor de Tenerife cuando se miden turistas, puede bajar hasta un 15% si hablamos de pernoctaciones, dado que la estancia media es algo mayor en Gran Canaria. Así que, aunque sean muchos menos turistas, pueden generar casi las mismas pernoctaciones. Pensemos lo que significa eso en otros sectores: unos turistas que están una semana, y que por lo tanto van y vienen al aeropuerto una vez por semana, generan el doble de tráfico que unos turistas que están dos semanas y que van al aeropuerto una vez cada quince días..
El experto sigue extrapolando esos datos. “Cuando eso lo traduces a ingresos, la diferencia entre islas todavía baja a un poco más. Y si miramos el porcentaje de población residente en los municipios turísticos que ha nacido en los mismos, las diferencias son aún mayores. Volviendo a usar los datos muy a brocha gorda, el municipio con más plazas turísticas de España en San Bartolomé de Tirajana, y el 53% de su población ha nacido en él. En cambio, en municipios como Adeje y Arona baja hasta un 30%, aproximadamente. ¿Eso es un indicador de que el desarrollo de San Bartolomé ha favorecido más a sus habitantes que el de Arona a los suyos? Yo no llegaría a tanto como a afirmar eso, pero esto es un ejemplo de que los datos nunca son neutros. Comparando dos destinos importantes y relativamente similares como Tenerife y Gran Canaria, la medición de los impactos y de la importancia del turismo no será la misma si usamos como indicador los turistas, las pernoctaciones o a los ingresos que generan esos turistas”.
El caso es que, en un territorio como Canarias y, especialmente, en Tenerife, donde la planificación de la movilidad se ha basado, en gran medida, en la confluencia de las vías secundarias en la autopista, conocer los desplazamientos de los viajeros sería relevante, y no se hace. “Los turistas vienen en avión, pero llegarán a sus alojamientos de algún modo, y eso no se está midiendo. Presumimos de turismo sostenible porque, por ejemplo, tenemos hoteles cuyas calderas se calienta con paneles solares. Pero si luego el turista está utilizado vehículos de alquiler…”
Indicadores regionales
Dada la importancia de contar con buenos indicadores para aprovechar las posibilidades de los cuadros de mandos en la gestión turística, Santana Turégano reflexiona que, en muchas ocasiones, no se está contando con los datos más apropiados para medir la realidad canaria. Explica que dentro de la Red Internacional de Observatorios de Turismo Sostenible (INSTO), en la cual está integrado el Observatorio Turístico de Canarias, se utilizan una serie de ítems predefinidos como indicadores que, en muchas ocasiones, son de dudosa aplicabilidad al caso canario. Por ejemplo, la estacionalidad, que efectivamente se da en zonas donde los establecimientos cierran en determinadas épocas del año, pero no en el Archipiélago.
“Para nosotros sería más interesante medir otras cosas, lo cual enlaza con lo que podríamos entender como los aspectos perversos del mundo académico: si hago un artículo con la enésima aplicación del modelo de nosequién para medir noscuánto, es más fácil publicarlo en una revista de impacto. Pero a lo mejor es algo que no resulta aplicable en Canarias”.
Así, reflexiona que a lo mejor su disciplina debería abordar la realidad local del mismo modo que hacen otras áreas de conocimiento, que tienen más en cuenta las peculiaridades geográficas. “En Ciencias Naturales, el hecho de ser islas cambia muchas variables por completo y a lo mejor eso también se debería considerar en el turismo. Monitorizar la sostenibilidad del sector tiene que ver con la gestión de los residuos o la energía, y ahí tenemos que hacer cosas distintas que los territorios continentales”.
El sociólogo cree igualmente que para la gobernanza tampoco sirven las fórmulas generales que podrían copiarse de otros lugares, porque aún con los mismos indicadores, las tomas de decisiones van a tener que ser diferentes en Canarias que en otro lugar e, incluso dentro del propio Archipiélago, va a haber diferencias entre islas porque los mecanismos por los que se toman decisiones son distintos. “Si queremos contribuir a generar mejores indicadores para mejorar la toma de decisiones en el sector turístico en las islas, deberíamos partir de cuáles son los mecanismos por los que se toman las decisiones, cuestiones como qué agentes toman qué decisiones y quiénes se ven implicados”.
Y dentro del problema de la gobernanza del turismo, el experto considera que hay que redefinir el pacto social que lleva a esa toma de decisiones, ampliando la consideración de quiénes han de ser las partes implicadas. “Hace poco vi en la trasera del Teatro Leal [de La Laguna] una pintada que ponía ‘Airbnb me sube el alquiler’. No sé si eso será más o menos importante, pero a la hora de hacer política sobre el sector, ciertamente hay que tener en cuenta a los empresarios, pero ¿a la población se la está teniendo en cuenta? Nunca nadie ha consultado a quienes viven en esas zonas qué tipo de problemas les puede estar generando el turismo”.
Gabinete de Comunicación