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Entre la literatura, la política y la identidad ecuatoriana

jueves 24 de octubre de 2024 - 11:26 GMT+0000

Raúl Vallejo cree que la política global ha adquirido un tono cada vez más confrontativo, fenómeno que encuentra en las redes sociales un vehículo peligroso. El escritor y político señala a X como un espacio que fomenta la violencia discursiva. Según él, la brevedad y el afán por impactar se han convertido en armas de agresión, donde los matices desaparecen en favor de mensajes simples y directos, pero extremadamente violentos. En este contexto, los «ejércitos de trolls» actúan como cajas de resonancia, amplificando la crispación y deteriorando la calidad del debate público.

Ecuador, como parte de este fenómeno global, sufre de una confrontación constante en la que las ideas ceden ante los insultos y el ruido mediático. Vallejo describe esta dinámica como profundamente destructiva, impidiendo un verdadero diálogo que permita comprender las contradicciones del país y enfrentarlas de manera constructiva. 

“En Ecuador, hay una confrontación permanente, no en búsqueda de la verdad, no en búsqueda de lo que sería un acuerdo nacional o una perspectiva que permita entender las contradicciones del país y hacerle frente, sino mediante mecanismos de permanente confrontación, lo que crispa el ambiente”, destaca el prolífico escritor, quien también fuera ministro de Cultura y Patrimonio. 

Las heridas de la identidad nacional

Para Vallejo, Ecuador sigue lastrando la herida histórica de la falta de integración de su carácter plurinacional. A lo largo de su historia, el país se ha construido como un proyecto de nación mestiza, impulsado por una élite criolla, pero los pueblos originarios han mantenido su propia identidad cultural y han sido históricamente marginados. Aunque la Constitución de 2008 define al país como un estado plurinacional y multicultural, considera que esta definición aún no se ha traducido en la vida cotidiana.

Es un país con una alta composición mestiza, describe el autor premiado por la Real Academia Española. “Existen pueblos originarios que mantienen su propia identidad, su propia lengua, sus propios modos culturales y que no han sido, ni quieren, ni es posible que sean asumidos en un solo proyecto de una nación mestiza”, explica. “Eso mantiene una herida, porque cuando hay protestas o movilizaciones del mundo indígena, que las ha habido desde la colonia, estas son duramente reprimidas, son manifestaciones con mucha violencia y creo que en gran parte es porque no existe una comprensión de la perspectiva cultural que tiene”.

Según Vallejo, la incomprensión de la diversidad que habita en Ecuador sigue siendo un gran obstáculo para el desarrollo de un diálogo intercultural verdadero, y mientras no se abra un espacio sincero para ese diálogo, la plurinacionalidad seguirá siendo una promesa incumplida.

Educación inclusiva e intercultural

El sistema educativo ecuatoriano, un área en la que Vallejo ha tenido una participación directa como ministro, enfrenta desafíos enormes. Según él, aún hay una necesidad urgente de mejorar la matrícula en el bachillerato, reducir las tasas de deserción y, sobre todo, hacer de la educación pública un pilar de calidad. Para Vallejo, la educación es la clave para acabar con la desigualdad en Ecuador. “Mientras no tengamos una educación pública de calidad, no se cerrarán las brechas sociales. Entonces, la educación no podrá ser considerada un elemento de movilidad social y creo que, además, no podrá cerrar esas heridas de las que estamos hablando”, puntualiza.

Vallejo también subraya la importancia de una educación que no solo sea inclusiva, sino también intercultural. Para él, el sistema educativo ecuatoriano debe reflejar la diversidad y pluralidad del país, pero también ofrecer oportunidades que realmente impulsen a las nuevas generaciones hacia un futuro mejor. Las iniciativas como Campus América son, en su opinión, vitales, porque permiten “entender desde la academia cuáles son los desafíos que se plantean en las diversas áreas y ofrecer una visión que se alimenta de distintas perspectivas”, afirmó.

Vallejo también reflexiona acerca del rol de las personas intelectuales en la sociedad actual. Mientras que en décadas pasadas ejercían una voz influyente y única, hoy ese papel ha sido democratizado gracias, en parte, a las redes sociales y al surgimiento de nuevas voces. Para Vallejo, esto es un avance positivo, ya que favorece que el diálogo sea más amplio y democrático. 

A pesar de sus aspectos positivos, el escritor también recalca que el aumento del número de voces influyentes viene acompañado de “ruido” que generan los trolls en las redes sociales, impidiendo que se lleven a cabo diálogos constructivos. Sin embargo, destaca que la academia ha reemplazado al «intelectual enciclopédico» de otros tiempos, y que ahora existen especialistas en historia, estudios sociales o economía que ofrecen visiones más profundas y complejas sobre la realidad. Este cambio ha llevado a que la intelectualidad se fragmente, pero en un sentido más plural y rico en matices.

El también Premio de Poesía José Lezama Lima se detiene en los vínculos históricos y migratorios entre Ecuador y España, destacando la gran diáspora ecuatoriana en territorio español. Sin embargo, apunta a una barrera importante: la necesidad de visa Schengen para que la población ecuatoriana pueda ingresar en la Unión Europea. A su juicio, este obstáculo dificulta el libre tránsito entre ambas naciones y limita las relaciones, aunque reconoce que la pertenencia de España a Europa hace que estos temas migratorios sean más complejos. A pesar de estas dificultades, Vallejo destaca que los lazos históricos y culturales entre Ecuador y España siguen siendo fuertes y fundamentales, reforzados por “la gran patria de la lengua”.

La nueva corriente literaria ecuatoriana 

Vallejo muestra su entusiasmo al hablar del estado actual de la literatura ecuatoriana, especialmente por la aparición de un grupo de escritoras jóvenes que están destacando tanto en el país como en el extranjero. Nombres como Mónica Ojeda, María Fernanda Ampuero o Natalia García-Freire, todas residentes en España, han llevado la literatura ecuatoriana a un nuevo escenario, publicando obras poderosas y profundamente influyentes.

Estas autoras, según Vallejo, están creando una literatura que se mueve entre el horror y lo fantástico, con influencias que se pueden rastrear hasta escritoras como Mariana Enríquez en Argentina. Vallejo ha identificado un fenómeno que él llama ‘neorromanticismo ecléctico’, un intento por agrupar algunas de estas tendencias literarias emergentes, aunque reconoce que hoy en día la literatura es tan diversa que resulta casi imposible etiquetarla bajo una sola corriente. 

El ponente de clausura de Campus América también destaca a Yuliana Ortiz, también presente en este evento internacional de la Universidad de La Laguna, una de las voces más señaladas de la literatura afroecuatoriana, cuya novela Fiebre Carnaval se perfila, en su opinión, como una obra fundamental de la literatura ecuatoriana en general y afroecuatoriana en particular.

En cuanto a su propio trabajo literario, Vallejo comparte que actualmente está finalizando una novela breve que explora la compleja relación entre los pueblos originarios y la sociedad mestiza de Ecuador, un tema que ha sido central en la historia del país y que sigue generando tensiones y movilizaciones. 

“Tengo una novela breve, que ya está básicamente terminada, en donde trabajo un tema que tiene que ver con esa herida que tiene el país en la medida en que nunca ha logrado resolver su diversidad, la relación que existe entre los pueblos originarios y un amplio sector de la sociedad, llamémosla blanco-mestiza, y que siempre ha terminado en movilizaciones, en protestas y en represión. Es una novela en la que exploro de manera cronológica estas realidades”. 

Gabinete de Comunicación

 


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