Una investigación desarrollada por especialistas del Instituto Universitario de Neurociencia (IUNE) de la Universidad de La Laguna demuestra que las personas que han sufrido experiencias traumáticas a lo largo de sus vidas prestan mayor atención a las palabras resilientes, con lo cual se establece una relación directa entre el denominado crecimiento postraumático y la capacidad de resiliencia.
Según Hipólito Marrero Hernández, profesor del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional, miembro del IUNE e integrante del proyecto, junto a las profesoras Rosaura González Méndez, Olga Alegre de la Rosa y Yennifer Ravelo González, las personas que han experimentado en alguna ocasión el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) pueden utilizar esas experiencias negativas como herramientas que las ayuden a superar lo ocurrido y repercutan en su propio crecimiento personal.
“Esas personas que encuentran una forma de darle un nuevo significado a sus experiencias para vivir su vida de una manera diferente a la anterior al trauma experimentado, desarrollan lo que denominamos un alto crecimiento postraumático, un mecanismo que las protegerá en el futuro de posibles consecuencias negativas, mientras que las que evidencian un bajo crecimiento postraumático fomentan esos efectos negativos”, comenta el experto de la Universidad de La Laguna.
Este estudio recurrió a una muestra de 1.188 estudiantes de la institución académica, de la que se seleccionó a 112 personas que reconocieron haber afrontado diferentes reveses a lo largo de sus vidas, tras responder un cuestionario de experiencias adversas centrado en el acoso escolar sufrido antes de su entrada en la universidad. De este centenar, alrededor de 80 se sometieron a un experimento de estimulación cerebral.
Mediante la aplicación de la técnica de estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) no invasiva aplicada en el ensayo, se eligió una la zona cerebral del lóbulo temporal derecho, involucrado en el procesamiento de la intencionalidad social. Fue estimulada mediante una corriente eléctrica directa, aunque de baja intensidad, que permitía a los participantes modular la ‘responsividad’ de esa área. De esta forma, pudo comprobarse que la activación de determinadas zonas cerebrales está relacionada con los logros positivos.
Marrero aclara que el estudio realizado en la Universidad de La Laguna evidencia que la estimulación del área cerebral mejoró el sesgo atencional hacia las palabras resilientes positivas en el alumnado que presentaba un bajo crecimiento postraumático, lo que deja abierta la posibilidad de intervención mediante técnicas de estimulación cerebral orientadas a mejorar la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas. Esta conclusión se extrae tras someter a las personas participantes a una prueba con la que se intentaron identificar sesgos de persistencia en palabras positivas como “fuerza” o “fortaleza”, en otras negativas, como “abandono”, o en neutras, como “belleza”.
Las personas participantes tenían que seleccionar el color (verde, rojo, azul y amarillo) con el que estaban escritas las palabras que aparecían en una pantalla. El periodo transcurrido desde que aparece el término hasta que se elige la tecla del color con el que está escrita es determinante: los datos indican que los tiempos de lectura más largos, en el caso de las palabras positivas, pueden deberse a un interés personal por mantener la resiliencia frente a la adversidad, por lo que la respuesta emocional ante las palabras es distinta y diferenciada, según se trate de términos positivos, negativos o neutros.
Continuación de la investigación en Italia
La investigación llevada a cabo en la Universidad de La Laguna -de la que ya se ha publicado un artículo científico y en breve se difundirá otro que está en revisión- se replica ahora en la Universidad de Bolonia de la mano del profesor Vincenzo Romei, reconocido experto en electroencefalografía y estimulación de la conducta. “Lo que estamos haciendo en Italia es trasladar el sesgo atencional que hemos descubierto en la población española, con el fin de comprobar si ese sesgo alto se da también en la población italiana”, subraya el catedrático de Psicología Básica de la Universidad de La Laguna.
Por este motivo, el especialista italiano participó a finales de junio en los coloquios ofrecidos por el IUNE durante su visita realizada en el marco del programa de ayudas a estancias de profesores invitados, dirigido al personal investigador que financia el Vicerrectorado de Investigación y Transferencia. Así pudo avanzar datos de la investigación conjunta llevada a cabo entre ambos centros, como la incorporación del denominado Predicting Code Comprehension y su posible relación con los Trastornos Obsesivo Compulsivos (TOC).
Además de las aportaciones de Romei al estudio conjunto emprendido en Italia, la investigadora Yennifer Ravelo, del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna, ha realizado una estancia internacional tres meses en la Universidad de Bolonia, dentro de su línea de investigación centrada en la resiliencia en estudiantes universitarios que han sufrido situaciones de acoso escolar, así como su mejora mediante la estimulación no invasiva.