La mesa redonda ‘Violencia, negritud y carnaval: conversación con la poeta Yuliana Ortiz Ruano’, dentro de la IV edición de Campus América en la Universidad de La Laguna, se consolidó como uno de los eventos más destacados de este encuentro académico internacional, que este año tiene a Ecuador como país invitado.
Durante la sesión, la reconocida escritora ecuatoriana Yuliana Ortiz Ruano compartió con el auditorio su perspectiva sobre cómo la literatura puede ser una herramienta de transformación social, abordando temas clave como la precariedad, la migración, la memoria colectiva, el deseo, el carnaval y la desatención del Estado en muchas regiones de Ecuador. La charla se centró en particular en la situación de las mujeres afrodescendientes, explorando cómo la ‘herida colonial’ continúa atravesando sus cuerpos, territorios y textos.
Acompañada por las investigadoras de la Universidad de La Laguna Paula Fernández Hernández y Katya Vázquez Schröder, expertas en literatura hispanoamericana contemporánea, la mesa redonda ofreció una reflexión profunda sobre la obra y el pensamiento crítico de Ortiz Ruano.
Las ponentes destacaron cómo la narradora ha logrado internacionalizar su voz al visibilizar las realidades y luchas sociales de su país desde una perspectiva comprometida: “Dentro de su obra se conoce la perspectiva de la escritora sobre la Isla Limones, en Ecuador, que está atravesada por el narcotráfico y la violencia, que a la vez conviven con la celebración del carnaval, la alegría, la música”, apunta la coordinadora de la sesión, Vázquez Schröder.
Además, Ortiz Ruano subrayó la relevancia de discutir la escritura como un acto político y cómo la literatura puede denunciar las desigualdades y las violencias estructurales, temas que aborda con gran intensidad en su obra. “La negritud intenta rescatar la ancestralidad y el espacio de resistencia que, como el carnaval, es un ente que permite pensar lo trágico y también lo gozoso. Las violencias que se desatan en las letras de la salsa y el reggaeton, así como de otros ritmos que vienen directamente de África nombran la violencia que no está invisibilizada, sino que es una realidad que está a plena luz del día”, aseveró.
La mesa también destacó la influencia de la música y la oralidad como elementos culturales que hermanan a los países, uniendo voces y experiencias comunes a través del arte. La educación en la
infancia también fue un tema protagonista en el diálogo de Ortiz Ruano, que hizo especial hincapié en cómo sus novelas reflejan la diferencia de la crianza de las personas dependiendo del lugar en el que nazcan. “Los roles dentro de la institución familiar arruinan vidas. Una mujer que no puede estudiar porque tiene que cocinar para sus hermanos es una vida arruinada. Son vidas que pudieron ser y que, por las operaciones sistemáticas de cómo se deben estructurar las familias, acabaron arruinadas”, reflexionó.
La audiencia, compuesta por estudiantes, profesores y público general, participó activamente en el final de la ponencia con preguntas y reflexiones que enriquecieron aún más el debate. La reciprocidad de opiniones, además, consiguió que el análisis académico también se convirtiera en un momento de intercambio cultural, donde se abordó el papel del arte en la lucha contra la injusticia social.