El océano es el mayor territorio inexplorado de nuestro planeta. Tan solo se ha investigado menos del 5%. En sus profundidades, se pueden encontrar ruinas submarinas, minerales y una amplia diversidad de vida marina como microorganismos, plantas marinas, invertebrados, peces y mamíferos como las ballenas y los delfines.
El 23 de julio de 1986, la Comisión Ballenera Internacional proclamó esta fecha como el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, con el objetivo de frenar su caza indiscriminada. Desde la Universidad de La Laguna se impulsa la investigación de los cetáceos con el propósito de conocerlos para su conservación. Canarias, en particular, cuenta con una gran biodiversidad de cetáceos, con 32 especies registradas, según Patricia Arranz, bióloga marina de la Universidad de La Laguna. En Tenerife, en la franja marina Teno-Rasca, residen alrededor de 400 ejemplares de calderón tropical. También vive el delfín mular, una especie que presenta graves problemas de conservación debido a su interacción con la actividad humana.
Además, Canarias recibe a cetáceos migrantes como el rorcual tropical, el delfín moteado, el zifio de Blainville, el cachalote y la yubarta. Ocasionalmente, también se pueden encontrar orcas, calderones grises y zifios de Cuvier.
“Los cetáceos son depredadores cúspide y actúan como reguladores de los ecosistemas marinos”, señala Arranz. Estos animales desempeñan un papel crucial en la regulación del clima oceánico a través de su efecto fertilizador. Además, este efecto contribuye al aumento de la productividad primaria en los océanos. Por otro lado, los cetáceos migrantes también realizan la transferencia de nutrientes desde los polos, donde se alimentan y la productividad es mayor, hacia el ecuador, donde se reproducen y la productividad es menor.
Los efectos del calentamiento global también se manifiestan en los océanos. La tropicalización de las aguas canarias ha provocado un aumento en la presencia de especies de cetáceos de afinidad tropical. Arranz realizó un análisis estadístico con datos recogidos a lo largo de 20 años sobre el avistamiento de calderón tropical y rorcual tropical en la zona herreña de El Mar de las Calmas. “En ambos casos detectamos un aumento”, afirma. Sin embargo, otras especies como el zifio de Blainville se han podido ver perjudicadas, con una reducción en su distribución.
Zifios, buceadores extremos
Sobre el comportamiento de los cetáceos, Arranz destaca el buceo extremo de los zifios, que miden entre cinco y siete metros: “El zifio de Blainville puede permanecer entre 45 minutos y una hora buceando a profundidades de entre 1000 y 1500 metros”. Además, un estudio reciente revela que el zifio de Cuvier puede bucear durante tres horas y alcanzar profundidades de hasta 3000 metros.
“Para un animal de este tamaño corporal, es un récord”, afirma Arranz. El tamaño del cuerpo del animal determina las reservas de oxígeno para bucear: cuanto más grande sea, mayor será su capacidad de almacenamiento, lo que permite inmersiones más largas. Un metabolismo más grande tiende a ser más lento, lo que ayuda a conservar oxígeno durante el buceo. Gracias a su capacidad para el buceo profundo, los zifios pueden acceder a recursos tróficos a grandes profundidades. Así, han logrado distribuirse por todo el planeta.
Otro rasgo de los zifios es que permanecen completamente en silencio a partir de los 400 metros de profundidad, que es cuando los cetáceos vocalizan. Esto les permite escapar de los depredadores en la superficie.
Todos estos hallazgos se han obtenido gracias al uso de marcas acústicas, una tecnología no invasiva que se adhiere con ventosas al cuerpo del animal y puede permanecer aproximadamente 27 horas, proporcionando valiosa información sobre su metabolismo y comunicación, entre otras cosas. Arranz ha priorizado métodos no invasivos para estudiar especies de buceo profundo, minimizando el impacto en los animales y permitiendo la investigación de ejemplares juveniles o crías.
Además, ha utilizado hidrófonos autónomos para detectar los chasquidos de los cetáceos que se ubican en el Mar de las Calmas y estimar la cantidad de animales presentes en un momento dado, complementando esta técnica con muestreo visual desde la costa. Este método es útil para el monitoreo a largo plazo de las poblaciones de cetáceos, ya que permite comparar datos sobre su cantidad y evaluar la efectividad de las medidas de conservación.
Desde 2019, Arranz ha desarrollado otra línea de investigación con drones, lo que ha permitido estudiar las respuestas al ruido de los calderones tropicales y seguir su morfometría, así como posteriormente en otra investigación la de zifios, calderones grises y cachalotes. Esta técnica también minimiza el impacto, ya que las embarcaciones pueden mantenerse a distancia, y el ruido del dron no es audible para los animales bajo el agua.
Tecnología
En el desarrollo de tecnologías para el entorno marino, el papel de la ingeniería es fundamental. Fernando Rosa y Jonás Philipp Luke, investigadores del grupo de investigación de Bioacústica
física y multi-sensores distribuidos de la Universidad de La Laguna, desarrollan tecnología con valor añadido, generando, en la medida de lo posible, software y hardware libres. Además, fabrican sistemas que cuentan con características avanzadas, como la interacción entre el personal investigador y los instrumentos ubicados en el entorno marino.
Los investigadores destacan que los instrumentos de medición no solo graban sonidos, sino que también procesan los datos. Los archivos de sonido son muy pesados, lo que dificulta su transferencia, especialmente cuando se utilizan varios sensores al mismo tiempo, como ocurre en el medio marino. En lugar de enviar toda la información sin procesar, el instrumento reduce los datos a indicadores más manejables, lo que permite evaluar el ambiente sonoro de la zona a lo largo del tiempo y determinar si hay interferencias con los cetáceos.
Rosa señala: “Nosotros generamos una tecnología que pretende medir durante un largo periodo de tiempo el estado sonoro de los distintos ecosistemas”. En este sentido, los investigadores forman parte del proyecto MARCET, que busca transferir y difundir la ciencia y tecnología de
vanguardia para fomentar el desarrollo sostenible de la actividad turística relacionada con el avistamiento de cetáceos o whale watching. Por lo tanto, utilizan el sonido como un indicador de la salud del entorno marino donde residen estos animales.
Además, participan en el proyecto CanBio, un red de monitorización del cambio climático, la acidificación oceánica y el ruido marino. Esta iniciativa, impulsada por Loro Parque y el Gobierno de Canarias, también estudia el hábitat de especies en peligro crítico y su relación con la biodiversidad y los ecosistemas.
Mosaico inmenso de áreas marinas protegidas
España cuenta con múltiples figuras de protección marina. Raquel de la Cruz, investigadora del grupo de investigación Pesca, turismo y gestión de recursos naturales de la Universidad de La Laguna, analiza las distintas áreas marinas protegidas. En la década de los 70 arranca formalmente determinados desarrollos legislativos conducentes a proteger los recursos marinos. Sin embargo, no es hasta 1982 cuando se publica el primer texto legislativo en España que permitía la creación de reservas marinas. En 2001, con la Ley de Pesca, se recuperó el concepto de reserva marina de interés pesquero, que es el tipo de reserva marina que existe en Canarias.
En el archipiélago canario, las zonas de La Restinga-Mar de las Calmas, La Palma e Isla Graciosa están declaradas como reservas marinas de interés pesquero. Estos espacios protegen los recursos marinos para garantizar actividades humanas sostenibles, como la pesca artesanal. Cabe destacar que a nivel estatal existen otros tipos de áreas marinas protegidas, como las zonas especiales de conservación o los biotopos protegidos, entre otras. Sin embargo, a nivel autonómico, existen otras figuras de protección dentro de las aguas interiores.
De la Cruz afirma que las áreas marinas protegidas en España son bastante pequeñas y se ubican en zonas costeras, lo que históricamente ha tenido muy poco impacto en los cetáceos. Actualmente, para protegerlos, se han creado figuras que abarcan mucho más espacio, como los corredores de cetáceos. En España, el corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo discurre desde Alicante hasta Gerona, en paralelo al archipiélago balear. Estos espacios buscan reducir el ruido marino y prohíben nuevas prospecciones de hidrocarburos.
De la Cruz indica que estas figuras de protección marina, salvo las reservas marinas de interés pesquero, no tienen un gran impacto en la práctica, ya que no cuentan con una implementación normativa, una vigilancia pública o una ruta de trabajo activa con la población. Además, en el caso de los corredores de cetáceos, cabe destacar que es necesario movilizar a varias comunidades autónomas o incluso a varios países, por lo que es más difícil de gobernar. Esto contrasta con lo que ocurre en la reserva marina de interés pesquero de La Restinga-Mar de las Calmas en El Hierro, donde solo es necesario dialogar con los colectivos locales (la pesca artesanal, la pesca de caña desde tierra y el buceo) y dentro del mismo municipio.
Por el contrario, en Tenerife, en la zona especial de conservación de la franja marina Teno-Rasca, De la Cruz indica que es difícil de gobernar, ya que es necesario dialogar con varios municipios y abarca numerosos colectivos, como el del turismo de observación de cetáceos.
Avistamiento de cetáceos
El whale watching se ha vuelto insostenible debido al alto volumen de turistas que visitan las islas y al número excesivo de licencias otorgadas. Canarias ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en cuanto al volumen de turismo de avistamiento de cetáceos. Por lo tanto, es fundamental implementar medidas de gestión que garanticen la conservación de las poblaciones residentes de cetáceos, las cuales están enfrentando una presión importante.
“Canarias fue pionera a nivel estatal en la implementación de una normativa de avistamiento de cetáceos”, destaca Arranz. Sin embargo, De la Cruz señala que algunas empresas en el sur de Tenerife cumplen con la normativa y otras no. En este sentido, la Asociación Cetáceos Sur de Tenerife está trabajando para que las empresas respeten la normativa y denuncia a aquellas que no lo hacen, dialogando con la administración pública.
“El avistamiento de cetáceos es una actividad educativa, recreativa y lucrativa”, subraya Arranz, añadiendo que tiene un enorme potencial para sensibilizar a la población sobre la conservación de
estos animales marinos. Arranz y De la Cruz han colaborado en varios proyectos relacionados con el turismo azul. Ambas investigadoras participaron en un proyecto para implementar el avistamiento de cetáceos, una actividad consolidada en Tenerife, en la zona herreña de la Restinga-Mar de las Calmas. Es importante destacar que esta área tiene una mayor presencia de zifios, que son más difíciles de localizar en comparación con los calderones tropicales residentes en la zona especial de conservación Teno-Rasca.
Arranz indica que en El Hierro hay una sola empresa con licencia para realizar esta actividad. Por lo tanto, las investigadoras pudieron colaborar estrechamente con esta empresa para desarrollar contenidos educativos, el cortometraje “Habitantes del azul” y actividades guiadas, ya sea que hubiera presencia de cetáceos o no. Además, estudiaron el perfil del turista que visitaba El Hierro para realizar avistamiento de cetáceos.
Finalmente, en Tenerife se llevó a cabo un análisis sobre el impacto del ruido de las embarcaciones en los cetáceos, cuyos resultados fueron citados en la revista Nature. Se demostró que el ruido afecta negativamente el tiempo de lactancia de las crías de calderón tropical y el descanso de las hembras.
Se realizó el mismo experimento con embarcaciones eléctricas. No se observó una reducción en el tiempo de lactancia ni en el de descanso. Asimismo, se evaluó el efecto de dos embarcaciones operando simultáneamente, concluyendo que, si el nivel de ruido es bajo, no alteran el comportamiento de los animales, lo que resalta la importancia de establecer límites de ruido para estas actividades. Todos estos datos fueron entregados al Cabildo de Tenerife para apoyar la gestión y el desarrollo de una nueva normativa, considerando además la capacidad de carga de las embarcaciones, la velocidad o la forma de maniobrar en torno a los animales.
NOTA: Este reportaje es una iniciativa enmarcada en el Calendario de Conmemoraciones InvestigaULL, un proyecto de divulgación científica promovido por la Universidad de La Laguna.
Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (Cienci@ULL)