Skip to main content

Torralvo, en Adeje: “Hay mujeres que son diagnosticadas de otras cosas cuando lo que hay es un trastorno del espectro autista”

viernes 26 de julio de 2024 - 08:50 GMT+0000

La psicóloga Irene Torralvo Suárez explica que existen perfiles de mujeres que, cuando acuden a los servicios de salud mental  “muchas veces terminan diagnosticadas de otras cosas cuando lo que sucede es que hay un trastorno del espectro autista”, algo que sucede porque, tal y como ocurre en otros muchos ámbitos de la salud, las especificidades femeninas no han sido lo suficientemente estudiadas. Esto es lo que ha tratado de solucionar el curso de la Universidad de Verano de Adeje “Neuropsicología de las mujeres con TEA”

Torralvo ha impartido junto a la también terapeuta Elena García Cerdeña la sesión de hoy, jueves 25 de julio, de este curso que dirige el profesor del Departamento de Psicología Clínica, Psicobiología y Metodología de la Universidad de La Laguna Javier J. Pérez Flores, y los tres están vinculados a la Asociación Autismo Sur. Las especialistas explican que hay diferencias a nivel biológico, hormonal, cognitivo y conductual entre hombres y mujeres que llevan a que los trastornos del espectro autista (TEA) se manifiesten de manera diferente entre ambos sexos.  “Los perfiles que más se conocen son los de hombres y ahora es cuando se está comenzado a conocer los perfiles de mujeres”.

En líneas generales, las conductas se manifiestan de manera similar en cuanto a frecuencia e intensidad, pero mientras los hombres centran su interés en cuestiones más mecánicas, como los coches, trenes y otros aparatos, las mujeres lo hacen más en princesas, animales y el dibujo, es decir, con una connotación considerada más social que viene determinada a nivel hormonal. Además, otra característica diferencial es que las mujeres han desarrollado estrategias para enmascarar estas conductas propias del trastorno.

Las expertas explican que han observado que últimamente está aumentando el diagnóstico de personas con TEA que no eran conscientes de presentar este cuadro, y en ocasiones ha surgido cuando llevaban a sus descendientes a terapia. “Durante las sesiones, algunos padres y madres se van sintiendo identificados con las características que muestra su hijo o hija y te dicen muchas veces: ‘es que yo era igual de pequeño»‘. Y añade Torralvo: “Nos pasa mucho últimamente, viene la familia a evaluación y con cada pregunta las madres se empiezan a dar cuenta de que ellas también muestran esos rasgos, a lo mejor en otra medida y en otra frecuencia, pero el mismo tipo de conducta. Así que muchas veces diagnosticas al hijo o la hija y, al paso de los meses, te viene la madre o el padre también”. ¿Quiere eso decir que el autismo tiene un componente genético? “A día de hoy se plantea que sí lo tiene, lo que no se sabe exactamente qué gen”, explica el profesor.

Por supuesto, el diagnóstico debe ser siempre realizado por profesionales de la salud, porque a veces puede ocurrir lo contrario y que haya personas que crean estar dentro del espectro autista y, simplemente, ocurre que son tímidas o con habilidades sociales muy pobres. “Un solo indicador o unas pocas conductas no suponen un diagnóstico, hay que ver la globalidad de la persona en diferentes contextos y aspectos de su desarrollo”.

En todo caso, la detección precoz es clave y, por ello, las ponentes del curso consideran que es necesario que las personas dedicadas al ámbito educativo posean más formación que les permita reconocer a estudiantes con TEA para derivarlos a tiempo al especialista.

Existen ciertos mitos sobre las personas con TEA popularizados por las películas y series de televisión. Por ejemplo, que son personas a las que no les gusta relacionarse con otras, algo que matiza García Cerdeña: “Hay perfiles que no van a tener interés en la socialización, pero los hay que sí, pero tienen dificultades. No es que no les guste. Normalmente es porque no han desarrollado las suficientes actividades sociales, y cuando lo intentan una y otra vez y no lo consiguen, acaban rechazándolo”.

Otro mito es que las personas autistas tienen capacidades extraordinarias, algo que explica Torralvo: “Hay personas que le dedican tanto tiempo a una actividad determinada que saben un montón sobre ese tema. Yo he visto niños que dibujan estupendamente y que tienen una serie de habilidades tremenda, pero no es la generalidad, depende de cada uno de los casos y de las características de la persona.

De cualquier manera, ambas especialistas consideran que para esta población es positivo el tratamiento, pues les puede hacer mejorar en ciertos aspectos: “La velocidad de los avances dependerá del grado del individuo. En un grado tres los  avances son a largo plazo y te planteas objetivos a seis meses o un año; en perfiles leves, puedes ver avances en tres sesiones. Depende de esa gravedad, pero siempre que se trabaje y la persona esté dispuesta, se consiguen avances en diferentes aspectos como socialización, conductas repetitivas y otras que generan interferencias.

Javier Rivero Grandoso.

El auge de la novela criminal

Desde que Edgar Allan Poe inaugurara con “Los crímenes de la calle Morgue” la novela criminal en el siglo XIX, el género se ha popularizado hasta vivir un auge inusitado en los últimos veinte años, incluso en un territorio tan pequeño como Canarias, donde, según cálculos de la Cátedra Antonio Lozano de Género Criminal de la Universidad de La Laguna, en ese periodo han surgido en torno a una veintena de autores. Precisamente el director de esa cátedra, el profesor del Departamento de Filología Española Javier Rivero Grandoso, ha dirigido en la Universidad de Verano de Adeje un curso focalizado en el relato criminal, en donde se han impartido al alumnado los fundamentos teóricos de este género y se les ha tutorizado en un trabajo final consistente en la redacción de un relato.

Rivero Grandoso fue el encargado el primer día de realizar una panorámica general sobre esta gran familia genérica que es la novela criminal, dentro de la que se engloban manifestaciones literaria tan dispares como la novela policiaca o de misterio al estilo de Agatha Christie, la novela negra estadounidense de autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler, los thrillers de acción e, incluso, las obras narradas desde el punto de vista del criminal, como las que han practicado Patricia Highsmith y Aléxis Ravelo, entre otros autores.

El curso también ha tenido dos profesores de excepción, ya que la sesión del martes 22 de julio fue impartida por el escritor José Luis Correa, autor de la aclamada serie del detective Ricardo Blanco, y la del miércoles 24, por Mariano Gambín, responsable, entre otras, de la serie “Ira Dei”. Correa se centró en hablar sobre los momentos previos a la propia escritura, cuando hay que decidir qué se va a escribir y para quién, así como el establecimiento de las fases fundamentales del relato criminal. Por su parte, Gambín trabajó la importancia de los espacios en la ficción, algo que se aprecia en su propia obra, en la cual urbes como La Laguna o Santa Cruz de Tenerife son muy relevantes.

Por supuesto, el alumnado no ha dudado en aprovechar la oportunidad de tener a dos autores en activo como profesores para preguntarles toda clase de dudas no sólo centradas en la técnica, sino también en asuntos extraliterarios, como qué hacer cuando se termina un manuscrito, si es preferible optar por la autoedición o buscar una editorial que se haga cargo del material. Obviamente, había muchos seguidores de ambos autores entre el alumnado, pero también algunos que los desconocían y aprovecharon para acercarse a sus obras antes de iniciar el curso.

El director del curso destaca el dinamismo de las personas matriculadas, pues si bien algunas venían del ámbito de la filología o tenían afición por la escritura, otras no tenían especial interés en la creación y, sin embargo, han respondido muy bien ante los desafíos que propuso el curso de realizar ejercicios de escritura y finalizarlo elaborando un relato original.

El filólogo opina que el origen de este boom del género criminal hay que situarlo en el éxito  de la saga “Millennium” de Stieg Larsson, cuya primera consecuencia fue que todas las editoriales se lanzaron a traducir y editar a todos los autores escandinavos o que, sin serlo, “sonaran a nórdico y frío”. Pero sirvió para que también comenzaran a publicarse nuevos autores españoles, y algo similar sucedió en otros países. Además, es un fenómeno que no solo se ha dado en la literatura, sino también en la televisión o el cómic, donde las narraciones centradas en crímenes se cuentan entre las más populares, tal y como lo demuestran “Breaking Bad” o “La casa de papel”, entre otras.

En Canarias ha habido autores pioneros que no continuaron el género o lo retomaron muchos años después de su primera obra dentro de él, como es el caso de Carlos Álvarez, pero hay tres que pueden situarse en el origen de esa explosión local de género criminal: Alexis Ravelo, Antonio Lozano y el propio José Luis Correa. La popularidad del género en el Archipiélago se ve, no solo por la profusión de creadores, sino de festivales y encuentros relacionados con este género tan popular y que en los últimos años ha cobrado más prestigio. “Parecía que iba a ser una moda pasajera y mira, aquí sigue”, concluye.


Archivado en: Cultura, Destacado, Portada ULL