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La ULL continuará con el control de los niveles de radón de la Cueva del Viento  

martes 10 de septiembre de 2024 - 08:31 GMT+0000

Interior de la Cueva del Viento, en Icod de los Vinos.

La Universidad de La Laguna y el Cabildo Insular de Tenerife renovaron ayer 10 de septiembre el convenio mediante el cual personal técnico de la institución académica continuará realizando el estudio dinámico de los niveles de gas radón de la Cueva del Viento en Icod de los Vinos.

El acuerdo fue rubricado por el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García, y el presidente del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo Insular de Tenerife, José Carlos Acha, y en él se especifica que los trabajos técnicos necesarios serán realizados por el personal del Laboratorio de Física Médica y Radioactividad Ambiental (FIMERALL) del Servicio General de Apoyo a la Investigación del centro académico, entidad que ya viene realizando este control desde la firma del convenio origina en julio de 2022.

José Carlos Acha y Francisco García, durante la firma celebrada ayer en el Edificio Central.José Carlos Acha y Francisco García, durante la firma celebrada ayer en el Edificio Central.

Foto: Emeterio Suárez (CC BY 3.0)

 

Esta renovación tiene nuevamente una periodicidad bienal y contempla aspectos como la instalación de detectores para medir la concentración de gas radón en la cueva, estudiar las variaciones de dicha concentración según las diferentes variables ambientales y meteorológicas; establecer el valor promedio anual de este fluido y las dosis recibidas tanto por los visitantes esporádicos de la cueva como del personal que trabaja en ella; y, en función de todo lo anterior, estipular consideraciones en caso de que los niveles de exposición superen los valores recomendados.

El gas radón se genera de manera natural en ámbitos rocosos como es la cueva del Viento, se trata de un proceso normal que puede intensificarse en determinados momentos de año, como el verano, ya que aumenta la sequedad del suelo. Pero es necesario vigilar sus niveles porque su exposición prolongada posee potencial cancerígeno. De ahí que se adopten medidas como que el tramo visitable por turistas sea el más exterior y, por tanto, más aireado; o que el personal que trabaja en esa localización lo haga un número de horas muy concreto y controlado.

Estos trabajos ya en curso están permitiendo tener un mayor conocimiento de la dinámica de la cueva, pues se analizan factores como la ventilación, la circulación del aire y la permeabilidad de suelo y rocas. Además, se realiza un control dosimétrico de las personas que trabajan en el lugar, para asegurar que su exposición al gas está en los límites seguros establecidos legalmente.


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