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Un seminario de Campus América explora la potencialidad de los volcanes como recurso geoturístico

miércoles 16 de octubre de 2024 - 10:12 GMT+0000

Patrimonio geográfico y turismo en los volcanes americanos” es un seminario de Campus América que comenzó en formato esta semana y a lo largo de dos jornadas explorará las posibilidades de estos accidentes geológicos para articular a su alrededor productos turísticos atractivos y alternativos a las ofertas más tradicionales. Coordinado por Francisco Javier Dóniz, responsable del grupo de investigación “Geopatrimonio y Geoturismo en Espacios Volcánicos” de la Universidad de La Laguna, participan especialistas de Costa Rica, Ecuador, Perú, Chile y Argentina.

El propio Dóniz fue el encargado de abrir el seminario con una ponencia en la que contextualizó conceptos como patrimonio geográfico y geoturismo. Antes de ello, explicó que el objetivo general de esta propuesta docente era mostrar la riqueza de la diversidad del patrimonio geográfico de los volcanes americanos como recurso de una actividad económica emergente como es el geoturismo.

Este interés se justifica, por una parte, por el incremento de nuevos productos y experiencias turísticas en destinos consolidados y, por otro, ante la preocupación de la UNESCO por la casi total ausencia de geoparques en toda América, a pesar de contar con el patrimonio necesario para tener estas figuras de gestión (que no de protección). En ese sentido, España está bastante avanzada y es el segundo país en el mundo con mayor número de estos recursos, con 17, solo por detrás de China, con 50.

El ponente especificó que el patrimonio geográfico es complejo, pues lo constituyen los paisajes, los espacios y los patrimonios naturales, etnográficos, culturales e incluso inmateriales de interés que un lugar concreto pueda albergar, siempre con la perspectiva de que se trata de una herencia que ha de ser preservada para las generaciones venideras.

En cuanto al geoturismo, la primera definición formal es de Hose en 1995, si bien la actividad en sí se estaba dando desde mucho antes. Dicha descripción establece que es un “servicio interpretativo” que facilita al turista adquirir conocimientos vinculados a la geología y la geomorfología de un lugar, para que contribuya al desarrollo de las ciencias de la tierra y vaya más allá de la mera apreciación estética. Sin embargo, como geógrafo, Dóniz cree que esa definición pone mucho énfasis en lo geológico, y considera que en el geoturismo también hay cabida para lo geográfico, medioambiental, cultural, etnográfico y, por qué no, lo estético, y puso La Geria de Lanzarote como ejemplo que combina varios de estos aspectos.

Centrándose en el geoturismo, Dóniz recalcó la dicotomía que supone que, por un lado, se articule en torno a una potencial amenaza para la seguridad humana, pues todas las zonas volcánicas lo son, y por otra, sea una oportunidad. En ese punto, proyectó la imagen de un complejo hotelero muy cerca del volcán Etna (Sicilia) en erupción, una imagen cuanto menos llamativa de un alojamiento de relax diseñado para observar de cerca la naturaleza desbocada, y un perfecto ejemplo de esa dualidad.

El turismo asociado a los volcanes se ha generalizado en los últimos tiempos porque se da la coincidencia de que amplias zonas de interés volcanológico se extienden en las tras grandes cuencas de recepción de turistas: el Sudeste Asiático, el Caribe y el Mediterráneo Occidental, que están muy cerca de los grandes núcleos emisores de turismo: Japón y Australia en el primer caso, Estados Unidos en el segundo, y Europa en el tercero.

Finalmente, resumió los principales atractivos que posee el turismo asociado a volcanes: el paisaje en sí, que ofrece una gran diversidad geológica; la posibilidad de ver la erupciones, como ocurrió recientemente en el Tajogaite de La Palma; las fuentes termales y spas naturales, como los que hay en el volcán Vulcano en las Islas Eolias (Sicilia); el hecho de ser parajes idóneos para el deporte la aire libre; acoger a público más especializado para realizar turismo científico; la relación con la arqueología y parques culturales, como ocurre en Gran Canaria con el Cenobio de Valerón o el cementerio aborigen hallado en una colada de lava en Agaete; e incluso la relación con la religión, presente en casi todas las culturas.

El caso de Costa Rica

La segunda parte del seminario consistió en una intervención de Adolfo Quesada Román, de la Universidad de Costa Rica, que relató algunos recursos de geoturismo volcánico presentes en su país, comenzando por una amplia contextualización geográfica, primero de todo el área de Centroamérica y luego de Costa Rica en particular.

Sobre lo primero, destacó que Centroamérica está determinada por seis placas tectónicas que generan una gran cantidad de volcanes, así como una amplia sismicidad. De hecho, relató que la frecuencia de sismos y erupciones es tal que en su país el gasto para el control de dichos fenómenos naturales supera desproporcionadamente al de la vigilancia hidrológica, a pesar de que el régimen de lluvias también es muy fuerte, con episodios torrenciales.

Es, además, una zona donde se ha desarrollado de diferente manera la legislación medioambiental. Así, Costa Rica posee un 27% de su territorio protegido, mientras que el país centroamericano con menor protección es El Salvador, con solo un 8,8%; en contrapartida, el que mayor proporción de su geografía tiene protegida es Belice, con un 37,7 %. El turismo en Centroamérica ha pasado de suponer el 3% del PIB en 1995 al 6% en 2018, Y países que tenían escasa actividad, han experimentado un auge inusitado, como ha sucedido con el Salvador, probablemente por la influencia de la política de Nayib Bukele.

En cuanto a Costa Rica, sus geositios son principalmente paisajes fluviales, costeros y volcánicos, y la combinación de la dinámica de tectónica y vulcanismo, junto con el clima y la vegetación, han moldeado un país biodiverso y geodiverso en el que abundan los endemismos. El ponente se detuvo a analizar las políticas de protección medioambiental en Costa Rica desde 1940, y señaló, especialmente el periodo entre 1993 y 1998, cinco años que fueron muy importantes por introducirse un cambio constitucional en el que se reconocía explícitamente el derecho de todos los costarricenses a disfrutar de un ambiente sano y equilibrado, lo cual se plasmó en legislaciones específicas. De ese modo, se solucionó, por ejemplo, el problema de deforestación que había vivido el país hasta ese momento.

El experto también relató algunos estudios, los que han colaborado, tratando de encontrar sitios con potencial turístico en alguno de los muchos volcanes con los que cuenta el país. Así, analizó, concretamente los casos del volcán Poás, el Irazú o el Parque Internacional La Amistad, que abarca territorios de Costa Rica y el Salvador y abarca 200.000 hectáreas. Otros volcanes destacados del país son el Arenal y el volcán Barva en el Parque Nacional Braulio Carrillo.


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