El poeta, catedrático de Literatura de la Universidad de Granada y director del Instituto Cervantes Luis García Montero ha dictado hoy, viernes 28 de marzo, una conferencia en el Espacio de Igualdad de la Biblioteca de la Facultad de Educación titulada “Una defensa del Humanismo”. En ella no quiso oponer ese concepto a los de Ciencia y Tecnología, sino que trató de vincularlos entre sí, estableciendo que todo progreso científico y tecnológico es necesario, pero siempre que tenga como referencia el bienestar de los seres humanos. Por ello, fue categórico al sentenciar que “quien se mete con la Ciencia, la Tecnología y las Humanidades es un cretino”.
El ponente fue recibido por el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García, quien se hizo eco de la firma escasas horas antes del convenio entre la institución académica y el Instituto Cervantes para que el centro canario albergue el próximo mes de julio la reunión de directores de la red de institutos Cervantes de todo el mundo. El ponente fue presentado por Noelia López Souto, profesora del Departamento de Filología Española, que ante una sala abarrotada por personas de diferentes edades celebró que la poesía tuviera tal capacidad de convocatoria transgeneracional.
García Montero recordó que su vocación literaria comenzó con su descubrimiento a principios de los años 60 de la poesía de Federico García Lorca, y utilizó a lo largo de la ponencia su obra para enmarcar sus argumentos. Así, señaló que en su obra siempre hubo un profundo compromiso con los colectivos discriminados y recordó el viaje de Lorca a Nueva York en pleno Crack del 29, en el cual apreció que todo lo que había escrito en España sobre la discriminación contra el colectivo gitano tenía su reflejo en el racismo sufrido por la población negra estadounidense, a lo que también se añadía los prejuicios machistas y homófobos.
Así, el poema “La aurora” de su colección “Poeta en Nueva York” está plagado de imágenes y metáforas que aluden, precisamente, a cómo el progreso de corte capitalista destruía la humanidad, con “monedas como enjambres furiosos” que “taladraban a los niños” por servir a una “ciencia sin raíces”. Es decir, criticaba cómo una economía al servicio del mero utilitarismo subyugaba a los seres humanos, proceso que García Montero cree que persiste en el presente. “Por eso hay que reivindicar las Humanidades y recordar que la Ciencia y la Técnica tienen sentido para dignificar los seres humanos, no para hacer negocio a su costa”.
El director de Instituto Cervantes mostró su preocupación por cómo los bulos que fructifican en redes sociales pueden influir en la política hasta el punto de haber logrado que las mentiras eligieran al actual inquilino de la Casa Blanca o, años antes, precipitaran el ‘brexit’ en Reino Unido. Por ello, señaló que las Humanidades deben reivindicar la verdad, pero a renglón seguido, matizó que también deben poner en cuestión el concepto de verdad mismo, pues ésta no debe estar basado “en dogmas, identidades cerradas e ideas que abrazan el autoritarismo”, sino que han de plasmar “la diversidad del mundo”. Parafraseando al Juan de Mairena creado por Antonio Machado, recordó que “la verdadera libertad no está solo en poder decir lo que pensamos, sino en pesar lo que decimos” y, en democracia, no basta solo lo primero, también es imprescindible lo segundo.
Recordó que en el vertiginoso mundo actual el tiempo es un factor esencial, pues todo va con prisas, se mercantiliza y favorece la desinformación. Citó un estudio que señalaba cómo en su primer mandato, Donald Trump emitía una media de treinta mentiras diarias y los medios de comunicación eran incapaces de contrastarlas dado el alto volumen de información que gestionaban diariamente. Así, desaparecía la responsabilidad por lo dicho la jornada anterior porque en la nueva ya había una nueva tanda de mentiras que las sustituían.
En este contexto, García Montero mostró su preocupación por la brecha producida entre jóvenes y mayores, por culpa de la cual los primeros creen que deben crearlo todo de nuevo porque nada de lo anterior sirve, y los segundos desprecian a los jóvenes porque creen que no saben nada. Ante eso, es necesario facilitar el diálogo generacional para impulsar una experiencia colectiva de traspaso de conocimiento, y para eso las Humanidades son fundamentales
Señaló que una base fundamental de la democracia debería ser el respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, “la lección más sensata de la Segunda Guerra Mundial”. Eso sí, acercando sus postulados teóricos a la realidad. “Es cierto que todos los seres humanos tenemos unos derechos, pero eso no se vivirá igual si eres rico o pobre; si eres hombre o mujer; si eres blanco o negro; si eres homosexual o heterosexual. La declaración por sí sola no basta, hay que articularla, y para eso la cultura es importante”.
El riesgo de quedarse en una declaración general que no atienda a las diferentes identidades es que existe el riesgo de que se imponga una sola versión de los derechos que devenga en autoritarismo e imponga un único modelo de identidad aceptable. Por otro lado, está el peligro de que las diferentes minorías, en lugar de unirse, se fragmentan entre sí. “Lo estamos viendo ahora con el desprecio hacia los hispanos que impulsa Trump en los Estados Unidos y cómo, en lugar de una unidad, la comunidad negra también va contra ellos” porque se sienten desplazados como minoría más relevante.
García Montero explicó que, como filólogo, le gusta reflexionar sobre, como él lo definió, “lo que cabe en las palabras”. Así, “no es lo mismo decir ‘30 ilegales ahogados en la costa de Tenerife’ que ‘30 náufragos mueren en las costas de Tenerife’. Y no es lo mismo defender la libertad creyendo que esta es la ley del más fuerte, que recordar que en la Ilustración la libertad era vivir de acuerdo con la propia conciencia en un marco de convivencia con un contrato social en el que junto a la libertad estaba la igualdad. Lo que se necesita para vivir es la fraternidad, no los discursos del odio. Así que pensemos en cómo se utilizan esas palabras. Eso es lo que ha hecho el Humanismo: buscar que la economía, la ciencia y la técnica se pongan al servicio de los seres humanos”.