El 11 de marzo de 1792 se fundó la Universidad de La Laguna gracias a la firma del real decreto que permitió su creación. Como cada año, este centro académico celebró una gala, organizada por el propio centro académico y la asociación Alumni ULL, para otorgar sus premios institucionales, entre ellos el destinado al estudiante con el mejor expediente.
En esta ocasión, el galardón recayó en Nelson Rivas Chacón, alumno del grado en Física, quien completó sus estudios en el curso 2023/24 con una nota media de 9,6. A este logro individual hay que sumarle el reconocimiento de la propia institución, que se encuentra entre los puestos 201-300 del prestigioso ránking Shanghái en el área de Física, lo que demuestra aún más el mérito de Rivas a lo largo de su formación.
Desde su ingreso en la universidad en plena pandemia ocasionada por la Covid-19 hasta su actual etapa en el Máster de Nanofísica y Materiales Avanzados en la Universidad Complutense de Madrid, su trayectoria académica está marcada por la constancia, el interés por el conocimiento y una metodología de estudio basada en la asistencia a clase y la comprensión profunda de los conceptos.
Más allá de seguir un método específico de estudio o una técnica particular, Rivas asegura que siempre intenta prestar mucha atención en clase: “Si logras hacerlo, ya tienes más de la mitad del trabajo hecho”. Además, considera que la asistencia a clase suele estar subestimada. “Después de tres meses escuchando a una misma persona, uno puede intuir el tipo de examen que el profesorado planteará”, asegura.
La organización también ha sido un pilar fundamental en su rutina. Aunque no usa una agenda, su planificación mental le permite saber qué estudiar cada día. Para exámenes exigentes, como los de física cuántica, comienza a prepararse con dos semanas de antelación, dedicando ese tiempo a resolver problemas, revisar exámenes de años anteriores y aclarar dudas. “Siguiendo esta estrategia, casi siempre me sobran los últimos dos días antes del examen, que aprovecho para dar un repaso más tranquilo”, cuenta.
Rivas también aconseja evitar la mecanización de los ejercicios, especialmente en estudios como la física. “Entenderlos. Si no son capaces, busquen ayuda”, indica. Si bien algunos cálculos, como derivadas e integrales, pueden mecanizarse, este enfoque no funciona en los problemas de esta disciplina.
Al ser preguntado sobre el rechazo que muchas personas sienten hacia las matemáticas y la física, su respuesta es meridiana: “También me gustaría saberlo”. Considera que este desapego surge en las primeras etapas de la educación, ya que quienes lo desarrollan suelen hacerlo antes de la enseñanza secundaria.
No obstante, Nelson destaca el hecho de que cada vez más hay más personas interesadas en estudiar carreras relacionadas con el ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, de sus siglas en inglés), lo que puede indicar que algo está cambiando en la enseñanza de estas disciplinas. “Tampoco es necesario que todos sintamos pasión por las matemáticas y la física, ya que la cultura no debe reducirse a osciladores armónicos y series de Fourier”, matiza.
La vida universitaria, entre la pandemia y el fútbol
Nelson Rivas reconoce que es muy difícil destacar aspectos concretos de un período tan trascendental como los estudios universitarios. Su paso por la Universidad de La Laguna estuvo marcado por la pandemia, lo que limitó su experiencia universitaria durante el primer y segundo curso.
Sin embargo, a partir del tercero, pudo disfrutar plenamente de la vida en la facultad y, junto con dos amigos, crearon el equipo de fútbol del grado en Física, “Operador Gol”, que sigue compitiendo en los torneos cuatrimestrales de la universidad. Nuestro protagonista cuenta que esta iniciativa revivió el interés por el fútbol dentro de la facultad: “A los partidos acudían muchos compañeros y profesores, donde siempre se generaba un gran ambiente”.
A nivel personal, lo más valioso que se lleva de estos años son las amistades que ha formado. Algunos de esos amigos lo han acompañado hasta Madrid, donde cursa el máster universitario en Nanofísica y Materiales Avanzados en la Universidad Complutense de Madrid y espera que sigan estando presentes durante el resto de su vida. “En realidad, las relaciones construidas durante estos años superan cualquier otro aspecto destacable de la universidad”, afirma.
“Desde que comencé el grado, siempre tuve claro que mi vocación era la física teórica”, afirma. Su primer contacto con la materia condensada llegó en la asignatura de Física del estado sólido, impartida por el investigador del área de Física Aplicada de la Universidad de La Laguna, Fernando Delgado. Esta asignatura, que combina muchos conceptos de física cuántica y estadística, le fascinó no solo por el temario, sino porque le permitió descubrir la base de tecnologías que siempre le habían apasionado. “Descubrí, por ejemplo, que la PlayStation 3 en la que jugué tanto de pequeño existe gracias a estos estudios”, comenta.
A raíz de esta experiencia, decidió especializarse en este campo, cursando asignaturas optativas relacionadas y realizando su trabajo de fin de grado con el investigador Fernando Delgado sobre nanomagnetismo. Su trabajo, titulado “Propiedades de nanoimanes alrededor de puntos diabólicos”, se centró en modelar teóricamente cadenas de adátomos (átomos adsorbidos) magnéticos en superficies cristalinas, con el objetivo de estudiar los tiempos de relajación de estas estructuras en torno a sus puntos diabólicos. Estos puntos corresponden a valores específicos del campo magnético en los que el espectro de energía de estos sistemas presenta niveles de energía doblemente degenerados.
En el trabajo, demostró que los tiempos de relajación mostraron picos bien definidos para valores específicos del campo magnético, coincidentes con los puntos diabólicos. En estos casos, los tiempos de relajación aumentaban en varios órdenes de magnitud debido a un cambio en la simetría de los estados de menor energía, lo que llevaba a una supresión paulatina del túnel cuántico debido a la pérdida de hibridación entre estos estados de baja energía.
Además, analizó cómo la forma de estos picos variaba en función del tipo de adátomo sondeado y de la diferencia de potencial aplicada entre la punta y el sustrato. Asimismo, intentó predecir los puntos diabólicos de una cadena de espines en función de su tamaño.
Por último, el TFG le permitió adentrarse en el estudio de los sistemas cuánticos abiertos, un tema completamente nuevo para él y que resultó ser fundamental para el desarrollo de la investigación. “Esta parte de la investigación me llevó mucho tiempo de trabajo”, afirma.
Un futuro centrado en la investigación
Actualmente, cursa el Máster en Nanofísica y Materiales Avanzados, una experiencia que califica como agridulce. Si bien el nivel de exigencia es menor que el del grado, el enfoque centrado en la física experimental y aplicada le ha supuesto un reto. No obstante, asignaturas como Temas avanzados de la materia condensada y su trabajo de fin de máster (TFM) sobre termostatos colisionales cuánticos y transporte de calor en sistemas cuánticos monodimensionales le han permitido seguir su camino en la física teórica.
Fuera del ámbito académico, la vida en Madrid ha supuesto un gran cambio. “El ritmo de esta ciudad es casi desquiciante, y la cantidad de cosas que se pueden hacer es abrumadora”, comenta. A pesar de la intensidad de la capital, Nelson resalta aspectos como la amplia oferta cultural y la frecuencia del transporte público: “En la mayoría de cines proyectan las películas en versión original subtitulada en español, hay muchas librerías y las guaguas pasan cada cuatro minutos”. Y bromea: “Terminaré siendo todo un urbanita”.
A pocos meses de finalizar el máster, su futuro ya está definido. El próximo curso 2025/26 iniciará un doctorado en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM), dentro del grupo Nanotrib del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la dirección del investigador en Física Guilherme Vilhena. Se trata de un proyecto de tesis que se centrará en el estudio del transporte de calor en la nanoescala desde el punto de vista teórico y de las simulaciones numéricas, con el objetivo de que sus resultados puedan ser verificados y respaldados por grupos experimentales.
“Nunca me ha llamado la atención el sector de la industria, especialmente porque no hay muchas oportunidades vinculadas con la física teórica”, afirma. Y confiesa: “Me interesa más la parte fundamental de la física, aunque mentiría si no dijese que me emociona pensar que la tecnología dentro de 30 años puede estar basada en mis investigaciones”. Su camino lo tiene bastante claro: “Desde hace mucho tiempo sé que estudiar un doctorado relacionado con la física teórica sería el paso más lógico en mi carrera para convertirme en un investigador consolidado”, expresa.
El joven físico Nelson Rivas representa el talento académico y la curiosidad por el conocimiento que caracterizan a la comunidad académica de la Universidad de La Laguna.
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