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Thiebaut debate en la ULL acerca del modelo de conversación democrática sobre la justicia

viernes 28 de marzo de 2014 - 13:30 GMT+0000

Carlos Thiebaut, catedrático de Filosofía de la Universidad Carlos III de Madrid, fue el invitado por la Cátedra Cultural Javier Muguerza de la Universidad de La Laguna para impartir en el día de ayer jueves 27 de marzo una conferencia acerca de las emociones y las actitudes que deben darse en la conversación  democrática sobre la justicia.

Algunos de los libros de este catedrático, “Cabe Aristóteles”, “Historia del nombrar”, “Los límites de la comunidad” o “Invitación a la filosofía”, fueron también destacados por Ródenas acerca de la trayectoria de publicaciones del conferenciante. “Todos queremos hablar y tener voz propia pero en estos días nadie quiere escuchar”, alegó Ródenas, “y lo primero que tiene que hacer el filósofo es escuchar”.

La conversación de la justicia es el diálogo posible que puede darse al compartir estructuras e instituciones justas, señaló el ponente, para quien estamos siempre en un juego con posiciones de desigualdad. No siempre somos conscientes de lo que implica la conversación de la justicia, añadió el profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, calificada como un entramado de juicios creados por los ciudadanos, “sin que a veces seamos conscientes de lo que realmente se está hablando”.

La dificultad para comprender esta conversación y su alcance no solo radica en los inconvenientes para formular juicios apropiados y justos, “sino que en ellos ponemos en evidencia nuestras posiciones sociales, visibles al escrutinio de los demás”. Toda la gama atornasolada de sentimientos y emociones nos evidencian, explicó. En momentos de negatividad estas actitudes pueden ser el cinismo, el abatimiento o la negación, pero también hay momentos positivos, en los que atendemos los reclamos de los otros.

Un rasgo básico de esas actitudes tiene que ver con el sentido de la justicia o de la injusticia, de cosas que nos son debidas, como los recursos para el ciudadano relativos a nuestra precariedad o salud, “también puede ser la dignidad misma que nos es debida como personas”. El sentido de la injusticia se expresa también en reacciones emotivas, en la voz de la persona que se siente menoscabada o de las que atienden a esta situación.

Puede suceder que inicialmente no percibamos el dolor de los otros. En esos casos es necesario despertar el sentido de justicia, “una cuestión que no sucede de forma espontánea, y menos en sociedades tan complejas como la nuestra”, argumentó el docente.

Para Carlos Thiebaut, la percepción del dolor ajeno requiere de la empatía y de la sensibilidad, cuestiones sin las que tampoco podría darse la conversación sobre la justicia, que abarca personas e ideas, actitudes y juicios, emociones y reacciones, al tiempo que identidades.

“La idea de conversación acentúa la opacidad en la que nos encontramos. Las virtudes que más se necesitan son la de escuchar, la voluntad de cambio, la sensibilidad ante las injusticias”, indicó el conferenciante parafraseando a Stanley Cavell.

“No me gusta el uso de la utopía, porque cabe el peligro de que pasemos al terreno de lo irrealizable lo que todavía está por construir. No quisiera pensar que la democracia como moral es utópica”, señaló el ponente, para quien más bien se trata de una forma de estar en este mundo “torcido y quebrado”.

Si tuviera que escoger dos virtudes sobre la conversación democrática, el ponente se decantó por la atención y el concernimiento. “Solo la percepción o la apertura a las condiciones fácticas de la injusticia, ser impresionados por la desigualdad o la exclusión permitirían cambiar el estado de las cosas”. Se trata de observar que la conciencia de la injusticia no solo afecta a los que la sufren, sino a los demás.

Conversar es un arte, como decía Montaigne. En opinión de Thiebaut, las virtudes de la conversación parecen ponerse en evidencia entre los amigos, pero las de la cooperación o la solidaridad tienen que desplazarse hacia espacios más amplios de la condición humana, mediante la reflexión y el debate sobre lo que esta bien o está mal. “Nuestras sociedades nunca alcanzarán a ser justas mientras estén en un mundo globalmente injusto”.


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