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Entregados los diplomas del curso superior para técnicos de juventud

lunes 15 de diciembre de 2003 - 00:00 GMT+0000

El Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Relaciones Institucionales de la Universidad de La Laguna acogió recientemente la entrega de los diplomas a los alumnos del Curso Superior para Técnicos de Juventud, una acción formativa de 350 horas lectivas desarrollada entre enero y junio de 2003.

Se trata de un curso dirigido al personal técnico del área de juventud de los ayuntamientos de la isla de Tenerife, así como a agentes de asociaciones juveniles, entre los cuales se seleccionaron 31 matriculados. Esta iniciativa, dirigida por el profesor de Psicología de la Educación Antonio Rodríguez Hernández, ha sido organizada por el área de Educación, Juventud y Empleo del Cabildo Insular de Tenerife, en colaboración con la propia universidad, la Federación Canaria de Municipios (Fecam), la Fundación para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Económico (Fifede) y la Dirección General de Juventud del Gobierno de Canarias.

Según el director del curso, «la necesidad social, oportunidad e importancia profesional de una reflexión sobre los jóvenes se hace evidente para nuestra comunidad autónoma si tenemos en cuenta que su población, en datos comparativos con el resto del Estado, es mayoritariamente juvenil».

El director del curso agrega que, «en la medida que estos profesionales de la intervención social se formen para animar y conducir grupos juveniles, éstos se verán beneficiados, así como el resto de la comunidad canaria». El profesor universitario y director del curso añade que «la participación de población juvenil en el cambio social, la mejora profesional, la calidad de vida y el desarrollo personal son imprescindibles para el desarrollo de cualquier comunidad humana», al tiempo que «una política potente y globalizadota tiene que ver el futuro de nuestra región en el trabajo preventivo con grupos juveniles».

Estos motivos explican la puesta en marcha de este curso, cuyo objetivo residió en «poner al alcance de los profesionales un conjunto de referencias para la reflexión, habilidades profesionales y estrategias de intervención que faciliten una coherencia a su identidad profesional y una mayor eficacia a su intervención».

Antonio Rodríguez concluye que «la animación educativa, cultural y social, desde una perspectiva profesionalizada, es un bien necesario para el desarrollo de los jóvenes de nuestro contexto sociocultural, político y económico».


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