«Cada vez sabemos más sobre la emigración, pero el retorno se ha quedado relegado a un segundo plano». Esta es una de las principales conclusiones extraídas del curso celebrado la pasada semana sobre este asunto en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, y que ha estado organizado por el Grupo de Investigación de Economía Social en Canarias (Giescan) de la Universidad de La Laguna.
Con el patrocinio del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y también del Gobierno de Canarias, este curso analizó los flujos migratorios que han conformado la historia reciente de nuestro archipiélago, y sirvió además para reivindicar el papel de las universidades en este análisis y en la búsqueda de soluciones ante nuevos escenarios sociales, políticos y económicos. Juan Nuez, director del curso Emigración y retorno en Canarias, añadió que «la Universidad de La Laguna debe aportar investigación, formación e información a los actuales y futuros técnicos y profesionales implicados en el tratamiento de la emigración y retorno».
En el transcurso de esta iniciativa se detectó además la necesidad de celebrar unas jornadas técnicas. «Los trabajadores que están en las instituciones son los que gestionan los recursos y servicios que precisan estas personas. Los que están en las asociaciones específicas son los que tienen una doble función: por un lado, escuchar, trasladar las reivindicaciones y las necesidades y, por otro, hacer de mediadores con las instituciones. Las ONG, asociaciones no específicas y voluntarios que trabajan con ellos hacen una función similar a la anterior. Todos necesitan información y formación».
En opinión del experto, «el retorno no es sólo una cuestión marginada en el análisis de los movimientos migratorios, sino que también lo es en la acción de los poderes públicos, si bien el actual Estatuto de los Ciudadanos Españoles en el Exterior ha paliado en parte muchas de estas deficiencias, así como la actuación de algunas comunidades autónomas».
Sobre la contribución de los emigrantes canarios, Nuez destacó «los lugares de destino donde fueron fundadores de numerosas ciudades y contribuyeron al desarrollo agrario de muchos de los países de acogida, lo que supone una seña de identidad respecto a sus homólogos de la diáspora del resto de España, que se decantaron por las actividades económicas urbanas».
Explicó además que esta contribución no se limitó sólo al otro lado del Atlántico, «pues también contribuyeron al desarrollo económico de su tierra natal mediante los dineros que enviaban en forma de remesas, ya fuese para complementar la renta de la parte de la familia que se había quedado aquí o para destinarlas a la inversión productiva».
El texto de conclusiones del curso Emigración y retorno en Canarias recuerda que no sólo resultó destacable la aportación de capital monetario sino que, «sobre todo los retornados, trajeron consigo un importante capital humano que pusieron al servicio del crecimiento y la modernización económica de las islas. Sin lugar a dudas, estamos en deuda con ellos».
