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El PEP de La Laguna pretende revitalizar el casco histórico y lograr en él 15.900 habitantes

martes 08 de junio de 2004 - 00:00 GMT+0000

El Plan Especial de Protección de La Laguna (PEP) pretende revitalizar la población en el casco histórico de la ciudad, según afirmó hoy, martes 8 de junio, la arquitecta responsable del proyecto, María Luisa Cerrillos. La zona cuenta en la actualidad con algo más de 9.000 habitantes, lo cual la técnica consideró «muy poco», y señaló que una de las metas del plan es lograr un aumento de residentes hasta llegar a los 15.900, cantidad que consideró «perfectamente asumible por una ciudad como esta».

La presentación tuvo lugar en la Universidad de La Laguna, primera institución que han visitado los técnicos del PEP en su campaña para publicitar los contenidos del documento. El rector de la institución, ángel Gutiérrez Navarro, agradeció tal cortesía al ayuntamiento, y aprovechó para anunciar que el centro educativo instaurará un grupo de trabajo al que está invitada toda la comunidad universitaria, para analizar el proyecto y realizar aportaciones.

La universidad es, de hecho, una de las asignaturas pendientes del casco histórico de La Laguna. Cerrillos afirmó que el PEP pretende «devolverle» a la ciudad los universitarios que ha perdido, por lo que muchas iniciativas se encaminan a fomentar la actividad académica y el alojamiento de alumnos. Por ejemplo, se pretende remodelar el conjunto de San Agustín, anejo al antiguo instituto Cabrera Pinto, para convertirlo en una sede de congresos y reuniones académicas. También se habló de la posibilidad de crear nuevas residencias de estudiantes que respeten las ordenanzas urbanísticas del casco.

Las ordenanzas fueron también protagonistas de la presentación. El PEP pretende hacerlas más rigurosas en lo referente al área habitable o la altura máxima. Pero al mismo tiempo, se busca resaltar el atractivo urbanístico de la zona para atraer la actividad de los promotores. ésta es necesaria para conseguir viviendas y locales de uso que puedan atraer a la población. Pero siempre con una normativa por delante que impida desmanes urbanísticos.

Una de esas normativas se referirá a que en cada parcela urbanizable el 70% como máximo será habitable, mientras que el 30% restante deberá utilizarse para espacios abiertos en el propio inmueble. De esta manera se pretende recuperar el crecimiento urbanístico clásico de La Laguna, que era a base de patios. En este sentido, la arquitecta señaló que un rasgo distintivo de la ciudad es que «las zonas verdes no estaban en espacios públicos sino privados, en forma de huertas, jardines y patios». Ello no quiere decir que el PEP excluya las zonas públicas abiertas: se crearán parques nuevos y habrán actuaciones sobre espacios como la plaza del Adelantado o la de la catedral.

La arquitecta abogó por dejar construir dentro del casco histórico, siguiendo las pautas ya dichas de espacios habitables y libres, y con limitaciones de altura. ésta no serán impuestas de manera genérica, sino atendiendo a la cota de cada calle. «en una manzana es posible que haya vías con dos pisos y otras con tres, no tiene por qué ser todo uniforme». En todo caso, siempre se baraja una altura media de dos o tres pisos.

También se hará un proyecto para recuperar los juegos de vanos en los locales tradicionales, ya que en algunos de ellos se ha sustituido el diseño de la fachada original por un escaparate que no tiene nada que ver con el resto del edificio. Cerrillos presentó imágenes modificadas de cómo podría ser el resultado de esta actuación, y recordó que en Canarias ya hay un precedente en este sentido, la calle Real de Santa Cruz de La Palma.

Ahondando en la creación de nuevos edificios, la arquitecta abogó por eliminar el llamado «estilo lagunero» que prima en las construcciones que se han realizado los últimos 30 años. En sus palabras, es un diseño que supone un falseamiento histórico y «se burla de la arquitectura tradicional y nos priva de buena arquitectura contemporánea». Se refirió al edificio de los juzgados de La Laguna, que en su opinión, se trata de un inmueble de 1978 «sin valor y que no está catalogado». Dijo que negarse a una nueva obra allí sería «perder la posibilidad de tener un buen edificio nuevo».

En cuanto a la actividad del casco histórico, la arquitecta alertó de que el comercio se estaba apropiando del casco histórico, lo cual es grave de cara a la población, pues «una área que se centre en el sector terciario, a las tres de la tarde está muerta». Por ello abogó por concentrar esta actividad en una zona concreta, mientras que en las zonas más tradicionales sólo se permitiría pequeño comercio de barrio. Entre ambas, se ubicaría una tercera zona de transición de tipo «mixto/residencial».


En cuanto al tráfico, la técnica señaló que se eliminarían 360 plazas de aparcamiento dentro del casco histórico. Ello quedaría compensado con los proyectos existentes para dotar a la ciudad de 2.800 plazas más. También se recomendará que las casas de nueva construcción dentro de la zona protegida tengan garaje.


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