Desde hace años, investigadores de la Universidad de La Laguna vinculados a diferentes departamentos, con la colaboración de otros centros de investigación nacionales y extranjeros, tienen como una de sus principales líneas de investigación el análisis de ADN antiguo de las poblaciones históricas y prehistóricas de Canarias, utilizando como material de estudio restos humanos bien conservados procedentes de yacimientos arqueológicos sepulcrales.
Los primeros trabajos realizados, cuyos resultados se han dado a conocer en distintas publicaciones, se han centrado sobre todo en el estudio genético de los antiguos pobladores de las islas de Tenerife, Gran Canaria, La Palma y La Gomera.
El trabajo recientemente publicado en la revista Journal of Archaeological Science (2016) titulado Genetic studies on the prehispanic population buried in Punta Azul cave (El Hierro, Canary islands) ha consistido en el estudio genético de los bimbapes o bimbaches.
A raíz de este estudio se han obtenido una serie de conclusiones muy importantes para la comprensión de la sociedad Bimbape. Entre ellas estaría la confirmación, una vez más, del origen bereber de las poblaciones aborígenes canarias. Además, los resultados sugieren que la isla de El Hierro fue poblada en la primera oleada de colonización del archipiélago y luego se vio aislada, ya que no se encuentran marcadores de la posible segunda oleada de población, como si los hay en Tenerife o en La Palma.
Para elaborar este estudio se utilizaron 61 tibias, en muy buen estado de conservación, procedentes del yacimiento sepulcral de Punta Azul, localizado en la Costa Taibique. Éste es uno de los yacimiento sepulcrales colectivos más interesantes de la isla de El Hierro. Su estudio arqueológico fue llevado a cabo por la profesora de la ULL Mª Cruz Jiménez Gómez a finales del siglo pasado.
Esta investigación forma parte de las actividades científicas que desarrolla el Grupo de Investigación de carácter interdisciplinar de Bioantropología de la ULL (BAPADNNPA), coordinado por la profesora Matilde Arnay de la Rosa, que tiene como objetivo profundizar en el conocimiento y la caracterización de la forma de vida de las poblaciones antiguas de Canarias.
Otros resultados
Otra de las conclusiones más interesantes de este trabajo es que todos los individuos analizados en la cueva de Punta Azul comparten un mismo linaje mitocondrial, es decir, que tienen un ancestro materno común lo que implica una clara relación de parentesco por vía materna. Esto supone una importante aportación para el conocimiento del comportamiento funerario de los bimbapes, sobre todo en lo que respecta a la vinculación con los antepasados.
En este caso, los resultados obtenidos para el ADNmt parecen indicar que los espacios funerarios colectivos funcionaban con un patrón matrilocal, lo que significa que todos los individuos depositados en la Punta Azul, tanto mujeres como hombres, compartían el mismo linaje materno. Esto supone plantear que la matrilinealidad – que no equivale a matriarcado, ya que el poder efectivo no recaía en las mujeres – fue también importante en la configuración social de los antiguos herreños, como ocurría también con los aborígenes de las otras islas del Archipiélago, según atestiguan las fuentes escritas.
Estudios en marcha sobre otros enclaves sepulcrales colectivos de la isla permitirán comprobar si este comportamiento funerario de carácter matrilocal se repite. Estos trabajos han contado con el apoyo del Cabildo de la isla y de su responsable de Patrimonio arqueológico, María Teresa Ruíz González.
Este linaje materno, el H1-16260 es uno de los considerados linajes fundadores, estando presente en la población actual de Canarias (con una incidencia global del 1,8%), y encontrándose también en las poblaciones prehispánicas de Tenerife, La Palma y La Gomera.
En cuanto a la línea paterna, estudiada a través del análisis del cromosoma Y, encontramos diversos linajes. Entre ellos el E-M81 autóctono del norte de África, que se encuentra presente en todas las muestra actuales de las Islas Canarias, así como en las muestras aborígenes previamente analizadas. También está el R-M269 que aunque es considerado un marcador europeo, también está presente en bajas frecuencias en el norte de África y en las poblaciones aborígenes canarias (10%), lo que hablaría de su presencia en el Norte de África en momentos anteriores a la colonización de las islas.
Por último se encontraría un individuo perteneciente al grupo E-M33. A pesar de que este linaje tiene un origen en el África subsahariana, también está presente tanto en la población aborigen canaria como en el norte de África con una frecuencia de alrededor del 3%.
Gracias a la buena conservación de las muestras, también se pudo hacer el análisis de STRs en el ADN nuclear, que son pequeñas secuencias que se repiten en el ADN y que permiten establecer parentescos. Los resultados de estos análisis apuntan que no existe una diferencia significativa con las poblaciones modernas de Marruecos, lo que estaría de acuerdo con los anteriores estudios de ADN antiguo que establecen una relación cercana entre los aborígenes de las Islas Canarias y el Norte de África.
Otro resultado calificado como “sorprendente” por el equipo investigador es que, a pesar de la fijación del linaje materno, la diversidad obtenida para Punta Azul es similar a la de las poblaciones modernas de Marruecos, lo que indica que los procesos que pudieron afectar a la diversidad del ADN mitocondrial no fueron lo suficientemente fuertes como para afectar el ADN nuclear.
Además, las frecuencias genotípicas indican que el tamaño de la población era lo suficientemente grande como para evitar la endogamia. Esto también podría indicar que la población de El Hierro no era escasa, al menos en la época en la que enterraban a sus muertos en Punta Azul.