Merav Seifan es profesora del Departamento de Ecología Desértica de la Universidad de Ben-Gurion, al sur de Israel. Su universidad se encuentra en una de las zonas más áridas del país y es precisamente esa circunstancia la que le ha unido con la Universidad de La Laguna, donde acaba de realizar una estancia de veinte días.
Seifan ha entrado en contacto con el profesor titular de Ecología de la ULL José Ramón Arévalo y conociéndose en el ámbito académico a través de las publicaciones científicas de uno y otro, proyectaron una estancia de la especialista en este centro académico, para poner en marcha un proyecto sobre comunidades de plantas en zonas desérticas y sometidas a la acción del ser humano.
Contra lo que pudiera pensarse, estos ecosistemas tan secos son más vulnerables a la acción exterior, mucho más que los de zonas húmedas o lluviosas, explica Seifan. Ambos investigadores están tratando de que en esta iniciativa se combine la experiencia que poseen en comunidades vegetales y se conozca cómo repercute la acción humana así como el efecto positivo o negativo de la introducción de nuevas especies.
“Nos estamos favoreciendo de la experiencia que tiene la profesora Merav en zonas desérticas como el de Neguev, dado que las plantas afrontan el mismo estrés y las respuestas que ofrecen también son similares”, sostiene Arévalo. “Estamos eligiendo especies más sensibles, trabajando en un gradiente de zonas mejor conservadas hasta otras que están peor. Lo positivo es que utilizaremos este tratamiento de datos base para elaborar proyectos de restauración”.
Se considera que una zona es desértica cuando las precipitaciones se sitúan por debajo de los 150 milímetros, y las áreas costeras de Adeje y Arona encajan perfectamente en ese parámetro. Por eso, aunque en estas dos zonas del mundo, Tenerife e Israel, las comunidades vegetales no son las mismas, sí hay similitud en el comportamiento en casos de sequedad extrema, y eso es lo que tratará de ponerse de relieve en este proyecto que, por el momento, ha contado con el apoyo de la ULL, a través de su Vicerrectorado de Investigación, y muy posiblemente suceda lo mismo con la otra parte, la Universidad de Ben-Gurion. “Es necesario tener unos resultados primero para luego afrontar con mayor capacidad de éxito la propuesta que finalmente presentemos, posiblemente, a Europa”, explican los investigadores.
Los ecólogos de La Laguna tienen muchas publicaciones sobre laurisilva, pinar y algo en matorral costero, pero esta línea de adaptaciones y perturbaciones de plantas en ambientes extremos es relativamente novedosa, prosigue Arévalo. “Cuando miras en detalle especies endémicas, como hacemos nosotros, es fascinante darse cuenta de que unas imitan a otras, se adaptan de forma parecida, puedes ir a diferentes áreas y al final encontrar patrones comunes al mismo entorno”, añade Seifan.
La investigadora proviene de un país en el que la excelencia académica es un propósito diario y donde la innovación tecnológica y la producción científica tienen un enorme valor. Con menos de una decena de universidades públicas en todo el territorio nacional, de Israel han salido ocho premios Nobel y sus centros se encuentran entre los mejores del mundo en todas las clasificaciones.
Merav Seifan termina su primera visita a la Universidad de La Laguna muy satisfecha, lo que encaja además con su visión de la universidad española. “Mi impresión de la universidad española, incluso antes de venir aquí, es muy buena. Hablo con muchos investigadores españoles y leo muchos artículos de investigadores de este país y puedo decir que el nivel científico es muy alto”. Preguntada por la Universidad de La Laguna la ecóloga no repara en elogios. “Creo que es una gran universidad, tiene investigadores excelentes, pese a estar alejada geográficamente del continente, y por eso La Laguna debe hacer mayor esfuerzo que otras por enviar a sus estudiantes fuera y formarse en otros centros”.