La noticia conocida ayer 24 de que se permitirá momentáneamente que los titulados universitarios puedan impartir clases en Secundaria sin la necesidad de contar con el Máster en Formación de Profesorado -hasta ahora de carácter habilitante y por tanto obligatorio para el ejercicio de la profesión- no ha gustado nada a los equipos decanales de las facultades de Educación de todo el país. Así, cada centro ha emitido un comunicado que refleja su malestar ante esta medida, a la que tildan de “gran error” y de la que dicen supone un “deterioro de la función docente”. El texto del decano del citado centro en la Universidad de La Laguna, Plácido Bazo, reza como sigue:
“Los decanos y decanas de las Facultades de Educación de toda España estamos muy sorprendidos y estupefactos por el acuerdo de eximir del requisito, aunque sea temporalmente, del Máster habilitante de Formación del Profesorado de Secundaria. El acuerdo ha recibido el rechazo de nuestras facultades y de los miles de profesores que tienen congeladas sus oposiciones y que han cursado este máster.
Para la conferencia de decanos y decanas, que lleva promoviendo desde hace tres años un conjunto de medidas para elevar la consideración social de la profesión docente, este acuerdo es una gran decepción porque contradice todas las declaraciones anteriores de ministerio y comunidades y supone un ataque directo a la función docente y a los cientos de miles de titulados que no han tenido la oportunidad de emplearse durante los últimos años, y también lo es para quienes formamos el profesorado de la Facultad de Educación, aunque en nuestra universidad ese título se encuentre bajo la tutela de la Escuela de Doctorado y Posgrado.
Según los datos del Ministerio y de su plataforma Educabase, cada curso se titulan unos 30.800 profesores y profesoras de Secundaria. Desde la implementación del máster se han titulado más de 200.000. Con la crisis de 2008 y la tasa de reposición cero apenas ha habido contratos. ¿Cómo es posible que la conferencia sectorial de Educación, integrada por las consejerías y el Ministerio, argumenten ante su incapacidad para contratar docentes que no encuentren profesorado formado o habilitado con estas cifras? ¿Cómo es posible que como alternativa renuncien a la titulación habilitante que recoge la legislación vigente? ¿Qué tenemos que pensar como responsables de esta formación docente? Estamos de acuerdo en que la situación es extraordinaria, pero no todo vale en torno a las medidas que se toman.
Más aún, tenemos que decir que nos estamos jugando la educación y la seguridad de nuestros adolescentes. No podemos admitir que se vayan a formalizar estas medidas con lo que supone de deterioro de la función docente. Llevamos años proponiendo medidas para la formación inicial, además, en sintonía con los informes nacionales e internacionales que destacan la necesidad de mejorar la formación pedagógica y didáctica. No hay que irse muy lejos para ver que la mejora que se ha producido en la formación didáctica del profesorado de Secundaria tiene una relación directa con la implantación del máster (tal y como recoge el informe Thalis del ministerio).
Esta medida es un gran error que apuntala la idea errónea que para ser docente basta con conocer la materia. La realidad de la pandemia ha demostrado que hay un conjunto de saberes imprescindibles y urgentes de naturaleza didáctica y pedagógica que son irrenunciables y que nuestros máximos representantes educativos niegan con esta decisión.
La Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna no puede mirar para otro lado y quiere expresar que nos preocupa la opacidad con las que se pueden producir las contrataciones, y que no ha habido ninguna negociación con la comunidad educativa. Los docentes que trabajamos en estas islas y quienes los formamos demandamos que se valore nuestro trabajo. Este acuerdo tira por tierra y contradice lo que venimos haciendo y defendiendo”.
