La Sección de Ingeniería Agraria de la Universidad de La Laguna está mejorando algunas de sus infraestructuras. Ente ellas, figuran los invernaderos de cristal, cuyo principal uso son la realización de prácticas de los estudiantes y la preparación de cultivos para el desarrollo de los trabajos fin de grado. También acceden a ellos otras empresas u organismos que mantienen convenios de colaboración con el centro.
La reforma consistió en la sustitución de los cristales de los invernaderos de cultivos intensivos, hidroponía y ornamentales por planchas de policarbonato. La obra ha finalizado este mismo mes con el cambio de los cristales de los laterales e interiores, dado que ya en su día se había sustituido la cubierta superior. La modificación del material obedece a dos motivos: primero, el de seguridad para las personas que tienen que realizar sus trabajos dentro de esos espacios, puesto que la rotura de cristales suponía un grave riesgo, y, por otro lado, el ahorro económico que se logra ya que el cambio de cristales rotos implicaba un elevado coste.
“Estos invernaderos de cristal son tipo holandés”, explica José Manuel Guerra, Jefe de Explotaciones de la Sección de Ingeniería Agraria. “Tienen un diseño arquitectónico creado en los Países Bajos en la década de los 70, con el objeto de cultivar en periodos en los que no era posible hacerlo al aire libre, y donde se permitía regular temperaturas, humedades y CO2 con diferentes automatismos”. Comenzaron a instalarse en Canarias alrededor de los años 70 y 80. “Se trata de invernaderos de una alta eficiencia energética pero que, sin embargo, el coste de los materiales para su construcción supone una gran inversión. Por ello su uso se extendió mucho en las islas en dicha época para la propagación de diferentes cultivos con un alto valor económico (flor cortada, cultivos hortícolas de exportación, producción material vegetativo, etc.), dado que permitía una buena rentabilidad”, añade.
Todavía puede verse a muchas empresas agrarias que usan dicho material de cubierta y aunque el cristal tiene una vida útil muy elevada, la sustitución del vidrio por policarbonato con muy buenas propiedades de transparencia y flexibilidad, está siendo muy frecuente, prosigue Santamarta. Este material, aunque posea una vida útil mucho más corta (una media de 8-10 años, pudiendo alargarse a 12 o más dependiendo de las condiciones de radiación de la zona), su coste y su facilidad a la hora de sustituirlo hace que se esté implementando hace tiempo.
Siguiendo esta línea y a medida que las condiciones económicas lo permitan, se van mejorando y renovando las diferentes instalaciones que existen en la Sección de Ingeniería Agraria para adaptarse a las nuevas necesidades de una docencia tan especializada.