Patricia Arranz, investigadora del Grupo de Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación de la Universidad de La Laguna (BIOECOMAC), ha coordinado un estudio que demuestra que los métodos de Monitoreo Acústico Pasivo (PAM) son igual de fiables para medir el número de zifios que los visuales, debido a la típica distribución oceánica y la baja detección de avistamientos de estos animales. El trabajo ha sido recientemente publicado por la revista de la Asociación Acústica Americana y en él también han participado investigadores de la universidad escocesa de Saint Andrews y la Universidad de Lisboa.
El estudio utilizó un método de conteo de señales acústicas (chasquidos) para estimar la densidad de los zifios y, dependiendo de si se incluyeron o no las detecciones de chasquidos inciertos, se obtuvieron estimaciones de 21,5 o 48,6 zifios por cada 1.000 km2. Además, se utilizó una técnica de avistamiento simultánea que resultó en una aproximación de 33,7 zifios por cada 1.000 km2.
Por lo tanto, se concluyó que los procedimientos de conteo de señales acústicas proporcionan estimaciones fiables de la densidad de zifios, ya que coinciden con las obtenidas de las aproximaciones visuales.
La relevancia de estos resultados radica en que, para evaluar el desempeño de un método para estimar la cantidad de animales salvajes, es necesario comparar estas estimaciones con un valor independiente de densidad, pero esta tarea resulta ser rara y complicada de realizar para la mayoría de las poblaciones de vida silvestre. Sin embargo, una opción factible para validar las técnicas PAM consiste en obtener aproximaciones de la densidad y abundancia de una especie mediante el uso simultáneo de métodos alternativos.
Los zifios de Blainville y de Cuvier viven en el Mar de Las Calmas (El Hierro) durante todo el año, hecho que ofreció una oportunidad única para confirmar las estimaciones de densidad de estos animales basadas en métodos acústicos, ya que se pudieron comparar con los datos visuales obtenidos simultáneamente desde los acantilados costeros.
Esta familia de mamíferos acuáticos poco conocida es particularmente sensible al ruido submarino y, por esta razón, es fundamental conocer la cantidad de animales presentes en una determinada área, con el fin de minimizar los posibles efectos negativos causados por la actividad humana.