El Paraninfo de la Universidad de La Laguna fue el espacio donde se desarrolló ayer 21 de junio un entrañable homenaje al personal jubilado de la institución académica. Reconocimiento y gratitud fueron las dos palabras elegidas por el rector, Francisco García, hacia la treintena de homenajeados, tanto profesorado como personal de administración y servicios. “Esperamos que el futuro de esta institución lo podamos seguir escribiendo juntos”, afirmó el rector, “que puedan acudir a nuestras ceremonias cotidianas, que disfruten de nuestra actividad cultural y que también hagan uso de las fórmulas de compatibilidad docente e investigadora para seguir contando con su talento”, agregó, fórmulas que espera potenciar y hacer más explícitas para que esta vinculación no se pierda. “Queremos seguir contando con su experiencia”, continuó el rector, “para seguir generando equidad en nuestra tierra”.
Al comienzo de la sesión se proyectó un video institucional en el que varios jubilados y jubiladas recordaban sus mejores momentos en la universidad, lo que se llevan de ella y lo que echan de menos. Todos coincidían en que el contacto con el alumnado resultaba ser lo más gratificante y también lo más añorado, cuestión que fue destacada por el rector en su alocución.
Francisco García también les deseó que disfrutaran de este nuevo tiempo después de tantos años de dedicación al servicio público. “Ustedes con su trabajo han contribuido a mantener encendida la llama de lo que somos: una universidad pública dedicada a la formación de las personas”, al tiempo que les recordó que forman parte de la historia de una universidad que ejerce un claro liderazgo educativo, social y cultural en este entorno.
En representación del profesorado jubilado intervino el catedrático de Lengua Española Humberto Hernández. “Parece que fue ayer”, dijo en su intervención, al recordar los inicios de su carrera docente, hace hoy 46 años. “Tenemos que reconocernos felices ante esta jubilosa jubilación. Nos invade un sentimiento de satisfacción por el deber cumplido, por los miles de alumnos y alumnas que hemos formado, a los que les hemos enseñado algunas cosas y de los que hemos aprendido mucho”, dijo.
Con todo, el catedrático agregó que hay aspectos mejorables como la necesaria disminución de la ratio alumno-profesor y la cada vez más abultada carga docente, con un incremento progresivo de tareas burocráticas. “Plantamos cara al edadismo: somos mayores, cierto, pero tenemos mucho que aportar”, repuso. Por otro lado, se mostró crítico con la docencia virtual, que le está restando espacio a la gran baza de la docencia presencial, lo que a su juicio es un error. “Pueden contar con nosotros, porque ningún contratiempo nos ha quitado la ilusión”, dijo, y solicitó figuras más claras que apuesten por la continuidad de esta participación por parte del profesorado jubilado que así lo desee.
Por parte del personal de administración y servicios intervino Ana María Afonso, del servicio de centralita telefónica, quien recordó que la Universidad de La Laguna es una empresa que permite la promoción profesional, un elemento del que ella misma ha disfrutado, al haber empezado de cocinera, señaló. “Hemos sido afortunados al trabajar con el alumnado”, afirmó, jóvenes que conformarán el futuro de estas islas.
En la ceremonia también participó Alumni, la asociación que aglutina a los amigos y antiguos alumnos de la Universidad de La Laguna. Emilio Sanz fue el encargado de dirigirse al público, quien describió a esta entidad como el oportuno nexo para seguir vinculado a la institución docente, no solo disfrutando de su catálogo de actividades, sino también formando parte de sus actividades de mecenazgo y apoyo directo a la universidad. “Nunca se es demasiado mayor para seguir disfrutando de la Universidad de La Laguna”, afirmó.
La sesión contó con un interludio musical a cargo del guitarrista Juan Miguel Castellanos. Igualmente, hubo un momento para el recuerdo de las personas de la comunidad universitaria fallecidas recientemente.