La revista Journal of Archaeological Science acaba de publicar un artículo en el que participan investigadores de las universidades de La Laguna, Burgos y Salamanca, en el cual se da cuenta de un estudio gracias al cual este equipo ha abierto una “una ventana microscópica” a la vida cotidiana de los antiguos pobladores del Cerro de San Vicente, una aldea de la Primera Edad del Hierro (aproximadamente en el año 600 antes de la era) ubicada en la actual Salamanca.
Este proyecto ha aplicado técnicas geoarqueológicas de alta resolución (como la micromorfología de suelos, análisis de biomarcadores lipídicos, difracción de Rayos-X y fluorescencia de Rayos-X) por primera vez en esta área de la península y en un poblado de esta cronología. De esta manera, se ha podido caracterizar qué ocurría en el interior de las viviendas del poblado y, así, conocer qué materiales utilizaban para construir los inmuebles, con cuánta frecuencia los limpiaban, cuándo repavimentaban sus suelos y qué residuos moleculares dejaron tras su paso.
Firma el artículo Laura Tomé, investigadora predoctoral en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI Lab) de la Universidad de La Laguna, así como del Área de Prehistoria de la institución, y también participa en él más personal investigador de la institución tinerfeña, como Margarita Jambrina, Natalia Égüez, Antonio Herrera y Carolina Mallol, además de Eneko Iriarte (Universidad de Burgos) y Antonio Blanco (Universidad de Salamanca).
A través de la aplicación de técnicas de alta resolución en el interior de las viviendas del poblado, construidas en barro, se ha podido documentar los tipos de materiales constructivos de barro utilizados y las técnicas de construcción empleadas en la fabricación de los pavimentos de las viviendas; la presencia de lípidos, moléculas orgánicas, que se conservan en los pavimentos y que probablemente estén ligados a las actividades que se desarrollaron en las casas en el pasado; los ciclos de mantenimiento de las viviendas (repavimentación, limpieza y barrido del espacio doméstico, construcción de nuevos pavimentos); y eventos de abandono y arruinamiento de las casas
Con este estudio se pone de manifiesto la necesidad de incorporar las ciencias arqueológicas al estudio de períodos como la Edad del Hierro donde, hasta la fecha, se ha hecho de forma muy limitada y escasa), así como la importancia de realizar estudios geoarqueológicos en los yacimientos de este período, que informan sobre el estado de conservación y los procesos de formación de los yacimientos.
La aplicación de metodologías geoarqueológicas de alta resolución permite acceder a una parte del registro arqueológico que es invisible a simple vista, pero que permite conocer y reconstruir el comportamiento cultural de las poblaciones del pasado y sus transformaciones a lo largo del tiempo. El potencial de la geoarqueología en la Edad del Hierro ibérica es amplísimo, especialmente debido a la riqueza de su registro arqueológico, dado que cuenta con numerosos poblados bien conservados, y su aplicación nos permitirá aproximarnos a conocer las prácticas cotidianas y el día a día de las antiguas poblaciones del período.
El estudio se ha desarrollado en el AMBI Lab dirigido por Carolina Mallol y ubicado en el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González, y en el Parque Científico-Tecnológico I+D+i de la Universidad de Burgos. La investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, con el proyecto “ARQPARENT: Arqueología del parentesco a través de la vivienda en la Submeseta Norte”, coordinado por Antonio Blanco (Universidad de Salamanca). También ha contribuido en el desarrollo de la investigación el contrato predoctoral de Laura Tomé financiado por el Gobierno de Canarias, y el artículo forma parte del corpus de la tesis de la misma investigadora.