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Talento y dedicación: los mejores de la EBAU 2024

viernes 28 de junio de 2024 - 10:25 GMT+0000

De izquierda a derecha, Anisia Giammei, Daniel Darias y Samuel Rubio.

Hace 365 días Anisia estaba de picnic en una playa del sur de Tenerife con sus amigas. Comía pizza y veía la puesta de sol entre risas y brindis. Daniel pasaba el fin de semana en casa de una compañera de clase con más amigos, los de siempre, los que le han acompañado a lo largo de su vida. Y Samuel disfrutaba tranquilamente en el Lago Martiánez (Puerto de la Cruz, Tenerife) del verano que tenía por delante mientras se daba chapuzones, a pesar de lo helada que está siempre el agua. Los tres celebraban el final de su primer curso de Bachillerato.

Un año después, Anisia Giammei, Daniel Darias Martín y Samuel Rubio Ossa no acaban de creerse que son quienes han obtenido las mejores puntuaciones en la fase general de la convocatoria de junio de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El 9,95 de Anisia, el 9,92 de Samuel y el 9,89 de Daniel así lo confirman. Catapultarse hasta el podio ganador entre los 4.533 alumnos presentados en 2024 a la prueba en la Universidad de La Laguna ha sido el punto y final a su etapa de instituto y, desde ahora, un punto y seguido motivante y prometedor en sus nuevas vidas.

Tras del esfuerzo y la superación llega el mérito, que pone a sus pies un futuro tan desconocido como fascinante. De momento, ya han hecho la preinscripción en los estudios de grado que quieren cursar: Anisia en Arqueología, con solicitudes en varias universidades, como la Universidad Complutense de Madrid o las de Granada y Sevilla, aunque su sueño sería poder pasear por el campus de la Universidad de Leiden (Holanda), considerada una de las mejores de Europa para estudiar las culturas y vestigios del pasado.

Samuel también ha hecho lo propio con el Doble Grado en Derecho y Ciencias Políticas en las universidades Carlos III de Madrid y Salamanca. Ambas le atraen por igual, así que, sentimientos aparte, serán factores como el alojamiento, la comodidad y la distancia los que inclinen la balanza a favor o en contra de una u otra. Daniel, sin embargo, es el único que ha decidido quedarse en casa y presentar su instancia al Grado en Medicina en la Universidad de La Laguna, como ya hizo su padre, en su día, y su hermana quien, del mismo modo, sintió la llamada de la vocación médica y cursa tercero de carrera en Tenerife.

Ahora que las pruebas de la EBAU han quedado atrás y los miedos e incertidumbres que genera se han diluido por completo, Anisia, Samuel y Daniel forman parte de los más de 200.000 estudiantes que cada año afrontan otro reto importante: cruzar las puertas de las universidades españolas para llegar a ser lo que quieren ser, que no es fácil en absoluto. No todo el alumnado sabe a lo que quiere dedicarse tras finalizar los estudios de Bachillerato. Las cifras así lo demuestran: el 22% de los y las estudiantes en España abandona los estudios durante el primer año de carrera y un 8,8% decide cambiarlos por otros. Son datos extraídos del Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español.

 Anisia Giammei

Anisia Giammei.

Anisia, la arqueóloga que adora la historia

Anisia Giammei no pertenece al grupo de estudiantes que no está seguro de su verdadera vocación. Desde que su madre la apuntó en un campamento de arqueología, cerca de Viterbo, un pueblo medieval cargado de encanto situado en el norte de Roma −ciudad de donde es originaria su familia− supo que quería pasar su vida de excavación en excavación. “Siempre me ha apasionado la historia porque me gusta muchísimo leer, saber todo sobre las civilizaciones antiguas. Me lo pasé tan bien en el campamento y fui tan feliz allí, que cada verano que volvía me lo pasaba mejor”.

Esta exalumna del IES Los Cristianos, amante de las letras, confiesa sentirse “muy afortunada” por saber qué es lo que realmente le gusta. Y a pesar de que podría acceder sin problema a las carreras que exigen las notas más altas, lo suyo es la Arqueología, un grado de cuatro años en el que, con toda probabilidad, obtendrá una plaza sin problema gracias a los 13,95 puntos de su nota específica, que dobla el 6 que suele exigirse.

“Debido a mis buenas notas siempre me han exhortado a que eligiese carreras científicas porque consideran que solo esas me ofrecen la oportunidad de tener un buen trabajo. Sin embargo, creo que lo importante es elegir aquello que a cada uno le guste y apasione”, dice Anisia mientras se prepara para hacer su examen de inglés en el nivel C1 Advanced (CAE) por la Universidad de Cambridge, un requisito imprescindible si quiere cursar estudios de Arqueología en la Universidad de Leiden.

Como buena perfeccionista y persona procrastinadora autorreconocida, no parar de estudiar tras examinarse de la EBAU ha sido duro, pero tampoco se aleja demasiado de la senda que ha mantenido durante sus estudios de ESO y Bachillerato. “Reconozco que estudio muchas horas seguidas, quizá demasiadas, y sé que no es bueno, pero siempre me ha gustado estudiar y me he esforzado mucho por dar lo mejor de mí misma en cada examen”.

Y una buena prueba de ello es su nota de Bachillerato, un 10, una de las dos mejores puntuaciones (en esta convocatoria de EBAU) obtenida por el alumnado del IES Los Cristianos, el centro en el que ha crecido junto a los mismos compañeros con los que iba al colegio, también en Los Cristianos, y el lugar donde se ha empapado del amor por el arte, la historia y la filosofía. “He tenido la suerte de tener muy buenos profesores y de estudiar en un centro en el que confluyen personas de más de 100 nacionalidades diferentes. Puedo decir que tengo compañeros de todas partes del mundo, y eso es algo muy enriquecedor”.

Otro de los recuerdos que se lleva de por vida de su estancia en el instituto es el empuje decidido y constante por parte de su profesora de Historia de España. “Estricta”, sí, pero la responsable de haberla inspirado hasta alcanzar su máximo potencial. “Me bajaba la nota porque quería que me esforzara al máximo y, al final se ve que lo conseguí, porque me puso un 10”, dice Anisia.

Sin embargo, su profesora no ha sido su única ‘animadora’. Aparte de sus “estupendos” profesores, cuenta con el apoyo incansable de sus padres, Miriam y Alessandro −una pareja de italianos afincada en el sur de Tenerife que es feliz si ella lo es con su decisión− su hermano Diego y sus dos abuelas italianas, Paola y Silvana, a las que podrá abrazar este verano cuando vaya de vacaciones a Roma, la ciudad eterna en la que descubrió su vocación.

Samuel Rubio.

Samuel Rubio.

Samuel, el analista político que ama los museos

Samuel Rubio es consciente de que en la universidad van a cambiar un montón de cosas y de que su vida, que ha girado alrededor de su instituto, el IES Teobaldo Power, al que iba caminando cada día, no va a ser la misma a partir de ahora. “El Teobaldo ha sido mi casa durante seis años, desde que comencé en la ESO. Allí he vivido un montón de experiencias y tengo muchos recuerdos, y a pesar de que reconozco que me he quejado en ocasiones, le tengo mucho, mucho cariño”.

Y no es para menos. Además de los ‘profes’ que han puesto “su granito de arena” para “construir” el joven que es hoy, y que le han dado su apoyo en todo momento, se ha rodeado de un “círculo muy simpático y estudioso”, como él, que comparte su forma de disfrutar de la vida. La ‘guinda’ a su etapa en el instituto la ha puesto su estupenda nota, un 10, que ha contribuido de forma decisiva para obtener el 13,77 sobre 14 con el que aspira a entrar en el Doble Grado en Derecho y Ciencias Políticas.

“Me encanta el ámbito de la divulgación, por eso me gustaría ser divulgador o analista político. Lo que me atrae de verdad son las Ciencias Sociales. Antes de entrar en la ESO quería hacer Geología para poder ser paleontólogo y luego cambié de opinión. La verdad es que me gustan muchas cosas del ámbito social, así que espero que la carrera me ayude a descubrir cuál será mi rumbo a seguir”.

A Samuel le encanta la filosofía, el arte, y es un fan confeso y empedernido de los museos, donde el tiempo se le pasa sin apenas darse cuenta. También le fascina Madrid. La ciudad en la que le gustaría estudiar, si lo admiten en el doble grado al que aspira, está llena de ellos. “Es el núcleo del país. Allí se encuentra un poco de todo y te brinda múltiples posibilidades culturales”, como Salamanca, rebosante de cultura e historia, la otra ciudad en la que podría desarrollar sus estudios. Cuando llegue el momento de decidir, lo hará de la mejor forma posible.

Para ello contará con el apoyo de sus padres, que nunca han sido “exigentes” con él. Todo lo contrario. A veces le piden que descanse y se relaje, sobre todo durante este curso pasado, en el que se dedicó de lleno al estudio. “Mis padres me han incentivado mucho a hacer lo que quiera con mi vida, me han dado mucha libertad, en el buen sentido; siempre me han aconsejado y apoyado”.

Aunque es consciente de que ha sido un excelente estudiante, no puede afirmar que todo sea producto del talento. “Lo que hago es conseguir que las cosas me gusten, más que estudiármelas. En mi vida estudiantil siempre he intentado sacar el lado positivo de las cosas. Si veo que tengo una semana terrible, le saco una broma”. Por eso, que en los exámenes de la EBAU le tocase uno de los temas que menos le apetecía no hizo que se viniera abajo.

Tan apasionantes como los museos y la lectura, de la que es un gran aficionado, lo son los viajes, y Samuel puede sumar unos cuantos estos años. Madrid, una escapada a Roma gracias a un intercambio Erasmus y, sobre todo, su paso por los Estados Unidos el verano pasado, una experiencia única. Eso sin olvidar los que ha hecho a la tierra de su madre, Colombia, o a la que vio nacer a su padre, León, y en concreto La Bañeza, un bellísimo pueblo en el que ha pasado muy buenos ratos algún que otro verano.

Sin embargo, y a pesar de su afición por conocer lugares distintos, este verano lo que le desea de verdad es quedarse en casa, con su familia, con los suyos. “Me apetece disfrutar de la isla, visitar lugares que no he visto y estar con mis amigos, sin la presión de la EBAU, sin exámenes ni tareas. Cualquier plan es bueno siempre que lo haga con ellos: ir al cine, a la playa, al monte, o explorar lugares distintos”.

Daniel Darias.

Daniel Darias.

Daniel, el médico que continúa la tradición familiar

Para eso, para hacer planes, tiene más de dos meses por delante, igual que Daniel. Si algo tienen en común Samuel y Daniel, aparte de sus excelentes notas y tener claro a lo que quieren dedicarse, es que han mantenido los mismos amigos a lo largo de su vida. Los de Daniel son alumnos del Hispano Inglés, el colegio que está cerca de su casa, y al que también iba caminando todos los días. Así ha sido hasta este curso, que coronó con un espléndido 10 que le ha permitido alcanzar una nota de corte de 13,84 con la que podrá entrar en Medicina y perpetuar la tradición familiar.

Porque en el caso de Daniel, lo más apropiado es decir eso de que de casta le viene al galgo. Su padre es médico endocrino del Hospital Universitario de Canarias (HUC), su madre es farmacéutica y su hermana estudia el Grado en Medicina en la Universidad de La Laguna. Él también quiere ser médico, y aunque aún es pronto para saber la especialidad que le gusta, quizá se decante por algo relacionado con la cirugía. “Sinceramente, no lo sé con certeza. Tengo seis años de estudios por delante para averiguar la especialidad que me gustaría ejercer”.

Sabe, por su padre, que ser médico es “muy vocacional”, una profesión en la que “se trabaja mucho y se tiene muy poco tiempo libre”, algo que no merma una motivación que se había afianzado hace tiempo, tanto que resultó de lo más alentadora para enfrentarse a los exámenes de la EBAU. “Al final es un examen más de los que haces durante el curso, como una especie de global, aunque tienes más tensión, pero una vez haces el primero se te van los nervios”.

Reconoce que, en la preparación para las pruebas de la selectividad, el papel desempeñado por su tutora fue fundamental a la hora de hacerse entender con su letra. “Doña Conchi, mi tutora, ha sido un gran apoyo para mí. Tuve dificultades con mi letra. En asignaturas en las que hay que redactar mucho, me cuesta bastante escribir, aunque intento hacerlo de la manera más limpia e impecable posible”.

Daniel estuvo las dos últimas semanas estudiando bastante, pero no por ello dejó de compaginarlo con el karate, uno de sus deportes preferidos, y con las salidas con sus amigos. Algunos de ellos, también alumnos del Hispano Inglés, harán Medicina, como él. “Yo lo que quiero en esta nueva etapa es continuar con el mismo ritmo del Bachillerato. Al final, Medicina es una carrera que exige mucha dedicación. Si te relajas, te pasa por encima y no puedes remontar. Por eso quiero intentar mantener el ritmo”.

Pero no todo es el estudio. Este futuro médico también quiere que la universidad sirva para hacer nuevas amistades y vivir experiencias distintas y únicas. Hasta que ese momento llegue, el verano que acaba de comenzar incluye fiestas, por supuesto, y un poco de todo: viajes a Praga, Madrid y Málaga con la familia, y a Portugal con los amigos; planes espontáneos, como ir a coger olas a la playa de Las Gaviotas o tomarse algo en la avenida de Anaga, y otros menos improvisados, como pasar todo un día de playa en el sur de Tenerife.

Todos esos planes de los que habla los hará en compañía de sus amigos del cole, con los que lleva 15 años, y con los que ha creado vínculos tan fuertes que sabe que, a pesar de que puedan separarse y tomar caminos distintos, los va a tener toda la vida. Como también los tendrán Samuel y Anisia. Esos amigos de siempre se unirán a los que hagan en la etapa universitaria que les espera a la vuelta del verano. Una ‘aventura’ que marcará el nuevo rumbo de sus vidas y les permitirá crecer en conocimientos con los que enfrentarse al mundo real.

Gabinete de Comunicación


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