Un curso de la Universidad de Verano de Adeje coordinado por el profesor del Departamento de Historia y Filosofía, la Educación y el Lenguaje Andrés González Novoa busca reconectar con ese acervo teatral consustancial a los seres humanos que, en muchas ocasiones, está reprimido. El curso “Artes escénicas para el desarrollo de las competencias comunicativas”, que se impartirá hasta hoy 24 de julio, también reivindica la dimensión social de las artes escénicas, una actividad que, como el especialista recuerda, está muy ligada a la convivencia: “El teatro nació con la democracia porque su fin es comunitario. Hay una idea política detrás”, en el sentido griego de la palabra “política”, es decir, la persona que antepone lo común a lo particular.
El curso también está impartido por Diego Alejandro González Reinfeld y Fabio Guillermo González Torres, quienes han dividido al alumnado en tres grupos al azar que van rotando entre docentes y cada día serán reformulados para que no coincidan siempre las mismas personas. Así, ayer lunes se articularon tres espacios diferentes -uno en representación de teatro clásico griego, otro del teatro popular y el tercero de una sala a la italiana- en donde se trabajó desde lo autorreferencial y lo autobiográfico para que el alumnado tomará contacto con su propia capacidad expresiva.
En esos contextos, se les pidió que representaran algo extraído de su propia vida: una escena famosa que quisieran interpretar, una clase o conferencia que les gustaría impartir, una entrevista de trabajo, una oposición y, en general, cualquier material experiencial que les permitiera comprobar cómo, a través de las artes escénicas, eran capaces de hacer ese material mucho más potente para que conmueva y convenza.
Así, mediante esta formación el alumnado descubrirá ese proceso y podrá aplicarlo para comunicarse mejor con sus amigos, familia, pareja, hijos y compañeros de trabajo. “La idea es que el teatro te sitúe para dejar a la gente fascinada con tu proyecto durante una presentación. O ser capaz de lidiar con un conflicto familiar y, con esas habilidades escénicas, calmar a tu padre que está enfadado contigo. O si eres personal sanitario, consolar mejor a una persona que está dolorida en un hospital”.
González Novoa detalla que hay múltiples técnicas escénicas que pueden favorecer una mejora comunicativa: la actitud corporal, el tono de voz, las palabras utilizadas y el orden en que se pronuncian. “El teatro te enseña a decir lo justo. Menos es más. Porque si yo no lo digo todo, te estoy invitando a hablar a ti. Y generar un diálogo también tiene que ver con la capacidad para gestionar tu propia comunicación, y eso en teatro es fundamental: escuchar, pararse, estar dispuesto”.
El director explica que ya ha realizado cursos similares con población penitenciaria y ha podido comprobar el beneficio que supone el teatro para la autoestima y la empatía. “No es solo que ayude a sentirte digno porque otras personas te escuchan, es también la oportunidad de ponerte en los zapatos del otro y de abrir tu cabeza a un montón de experiencias”.
Por supuesto, existe el riesgo de que esas habilidades caigan en malas manos, como bien han demostrado los dictadores del siglo XX y XXI, con su característico carisma. “Se puede utilizar para el mal, sin duda”, reconoce González Novoa, “pero es la misma reflexión que en torno a los conocimientos: con una fórmula podemos conseguir la energía infinita o una bomba atómica”.
Todas las personas pueden hacer música
Otro curso de esta edición de la universidad estival persigue un objetivo similar, el de mejorar las capacidades expresivas de las personas utilizando una actividad creativa, en esta ocasión la música. Dirigido por la profesora del Departamento de Didácticas Específicas de la Universidad de La Laguna Paula Hernández, el curso “Explorando la música desde la innovación y la creatividad” parte de la premisa de que todas las personas, independientemente de si tiene conocimientos o no, son capaces de crear ritmo y melodía utilizando simplemente su propio cuerpo o
elementos cotidianos como puede ser un folio de papel.
Impartido junto con Leandro Ariel Martin Quinteros y Pilar Begoña Gil Frías, del mismo departamento que Hernández, el curso consta de tres talleres: el primero, sobre creación, para validar esa noción de que cualquier persona, independientemente del ámbito que venga, puede crear música; el segundo, sobre el uso de la voz en diferentes ámbitos, como, por ejemplo, una persona que trabaje en la animación de un hotel y quiera interpelar a su público; y el tercero, sobre ritmo-movimiento: “Queremos hacer llegar a la gente que nuestro cuerpo también es válido para sentir y vivir la música”.
Hernández explica que para desarrollar su docencia debe estar al día de las músicas más variadas para poder conectar mejor con su alumnado utilizando referentes que conocen. Así, explica que para llegar al público infantil, ha tenido que aprenderse todos los Pokémon y que en la sesión de mañana sonará reguetón, pese a que no es un estilo que le guste especialmente. “Para este curso
cometí el error de no conocer a los cantantes de Operación Triunfo , que a los alumnos parecen gustarle mucho. De haberlo sabido, podría haber utilizado esos recursos en la clase”.
En todo caso, el curso busca transmitir una idea poderosa: que la propia persona es suficiente, no hace falta ningún elemento externo ni ningún conocimiento extra para participar en la exploración con la música. “Incluso los músicos profesionales que están en el curso están volviendo a su orígenes y reflexionando sobre cómo hacer para transmitir ese conocimiento de la música.
Creación de podcast
Durante esta edición de la Universidad de Verano de Adeje el periodista Enrique Hernández ha impartido el lunes y el martes un taller sobre creación de podcast, cubriendo todos las facetas desde su concepción hasta su difusión, sin olvidar todos los aspectos técnicos. De hecho, Hernández trajo al curso un muestrario del equipo que suele utilizar, desde micrófonos a cámaras, pasando por mezcladoras y grabadoras, para que el alumnado fuera consciente de todo lo necesario para desarrollar esta actividad.
En opinión del periodista, el podcast es un formato que ha llegado para quedarse porque es nativo de Internet y, además, viene a llenar los huecos que los medios de comunicación tradicionales o no cubren o han abandonado: “Los medios ya no tienen tiempo para cubrir asuntos locales. Además, es sorprendente lo que está pasando, en España tenemos a dos chicas que hacen un podcast de filosofía de una hora y es una bomba. Nos estamos encontrando que si haces un podcast segmentado y temático, vas a tener un nicho y gente que no consume ese tipo de cosas habitualmente, lo va a escuchar. Por supuesto, también dependerá de la calidad intrínseca del podcast, pero no va a desaparecer porque también es una manera de que la comunidad hable”.
Otra de las características del podcast es que es más irreverente, su duración es flexible y no está encorsetado a una programación cerrada. Empieza a tener subgéneros y especialidades y, en ese sentido, Hernández señala el gran auge que están teniendo los “true crime”, centrados en hechos delictivos llamativos. “El podcast es una relación íntima con el oyente, porque generalmente se escucha con auriculares o cuando vas en el coche. Por eso hay que procurar ofrecer siempre una buena calidad de sonido, y el mercado está lleno de posibilidades. Y que nadie se apure: puedes hacer podcast con el móvil, procurando que haya buen sonido, y hasta podrías editarlo también en el teléfono”.