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Una investigación de la Universidad de La Laguna analiza las activaciones del cerebro en músicos profesionales

viernes 26 de julio de 2024 - 10:00 GMT+0000

La música sigue siendo hoy en día una incógnita. Sabemos que nos gusta, incluso que no podemos vivir sin ella, pero desconocemos sus entramados cerebrales. El grupo de investigación llamado CORPOART (Corporeidad: flujos de la comunicación en la interpretación de la neuroestética) de la Universidad de La Laguna, dirigido por Almudena González Brito, trabaja con los conceptos de música y ciencia, en lo que se denomina neuromusicología.

El último estudio presentado por este equipo de investigación en la revista americana Music Perception, editada por la Universidad de California, se titula ‘Respuestas del cerebro a la interpretación real e imaginada de la música tonal versus atonal: un estudio basado en redes de conectividad electroencefalográfica’. En él se analiza a músicos profesionales, ya que son un paradigma de estudio muy interesante: aprenden a interpretar música tonal clásica occidental de autores como JS Bach o Motzart en los conservatorios y escuelas desde edades tempranas y solo cuando están entrando en su carrera profesional comienzan a estudiar e interpretar música atonal, la música que se compone hoy en día.

“Nosotros hipotetizamos que esto puede reflejarse en su plasticidad cerebral y eficiencia en la interpretación, y para probar esta idea, analizamos redes de conectividad EEG (EEG-CN) de violonchelistas expertos en reposo y durante la interpretación musical real e imaginada de extractos musicales tonales y atonales”, explica González Brito. “Utilizamos los grafos, similares a mapas de ciudades y carreteras, para representar las conexiones/conectividades (carreteras) valoradas a partir de medidas matemáticas de conectividad EEG entre regiones cerebrales (ciudades). Estos grafos-mapas que denominamos conectomas se construyen para cada una de las oscilaciones representativas del EEG y nos permiten definir modelos e índices de conectividad en cada una de las situaciones experimentales consideradas”, añade la experta.

Y obtuvieron resultados. La interpretación tonal y atonal resultó poseer desincronización/desconectividad global versus el reposo, particularmente durante la interpretación imaginada. “Durante ésta y en reposo, la estructura del conectoma corresponde a la de una red de “mundo-pequeño”, de acuerdo con los valores del índice de eficiencia de transferencia de información entre regiones cerebrales próximas (EL) y lejanas (EG) del conectoma”, señala la profesora. Llamativamente, el índice (EL) aumentó significativamente durante la interpretación tonal y atonal, y más significativamente durante la interpretación atonal.

Por tanto, apunta la investigadora, “nuestro paradigma experimental EEG-CN reveló diferencias perceptuales en los cerebros de los músicos expertos durante las interpretaciones musicales tonales y atonales”, particularmente durante la interpretación imaginada, potencialmente debido a diferencias en las raíces cognitivas y la plasticidad cerebral de la música tonal y atonal. Por tanto, la práctica de diferentes músicas puede afectar a la interpretación de los músicos incluso siendo profesionales, afirma el equipo investigador.

“Los diferentes estilos musicales son además de una cuestión estética un asunto que se debe dilucidar en nuevos paradigmas experimentales, ya que seguimos sabiendo poco sobre cómo nos influyen cada uno de ellos”, concluye la investigadora de la Universidad de La Laguna.

 


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