La bióloga marina Natacha Aguilar ha sido recientemente contratada a través del programa Ramón y Cajal y adscrita del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología, pero lleva más de quince años relacionada con la Universidad de La Laguna como investigadora en diversos proyectos y como componente del equipo de investigación en Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación (BIOECOMAC), dentro del cual es la responsable de la línea de investigación sobre cetáceos y bioacústica.
Durante todo este tiempo, ha centrado el interés de sus investigaciones en el estudio de los cetáceos de aguas profundas que habitan en las aguas canarias. Una serie de factores geográficos ha propiciado que varias especies de estos mamíferos marinos se hayan establecido de manera permanente en las aguas del archipiélago, y además, las condiciones climáticas facilitan su estudio. “Es impresionante que Canarias sea el único sitio conocido del Atlántico Norte donde hay poblaciones todo el año de al menos cinco especies de buceo profundo: el cachalote, el calderón de aleta corta; los zifios de Blainville y de Cuvier y el calderón gris. A los que se unen otras 25 especies que viven o son transeúntes en el archipiélago, dándole una riqueza de cetáceos tremenda”.
Por ello, Aguilar no duda en señalar que “Canarias ofrece, para investigar cetáceos de buceo profundo, una oportunidad tan potente como para la investigación de las estrellas. Tenemos que aprovechar esta riqueza, e impulsar la consolidación de una línea de investigación de cetáceos internacional y multidisiciplinar, en colaboración con otros grupos canarios, que descubra en el archipiélago aspectos biológicos de estas especies de aguas profundas que son tan difíciles de investigar en otros lugares”.
¿Qué tiene Canarias para ser tan excepcional en este campo? La investigadora explica que, al ser un archipiélago volcánico surgido del magma expelido a través de las fisuras del fondo abisal, las islas poseen grandes profundidades muy cerca de la costa. Además, como las islas son altas, se crean zonas asocadas a sotavento y en estas zonas de calma es posible salir al mar e investigar la fauna marina durante todo el año. En tercer lugar, el juego de corrientes de la zona propicia que en un área geográfica relativamente pequeña haya una confluencia de aguas frías y cálidas y de aguas someras y profundas, que enriquece la composición de especies de cetáceos y de otra fauna marina.
“Por eso Canarias es un paraíso para la investigación de cetáceos y de otras especies oceánicas y de mares profundos”, explica la bióloga. “En otros lugares tienes que alquilar un buque enorme que sale muy caro y aquí, con el barquito de seis metros Punta Ballena, de la ULL, podemos increíblemente investigar zifios y calderones cerca de la costa, lo que sería el sueño de muchos investigadores en el mundo. Comparado con otros lugares, los costes de investigar fauna marina de aguas profundas en Canarias son muy bajos. Un buque de 100 metros implica una tripulación de 20-30 personas. Con lo que cuesta una campaña de investigación de 20 días en uno de esos buques, nosotros podemos investigar en El Hierro todo el año y hacer cuatro o cinco campañas”.
Hasta ahora, la investigación se ha desarrollado mediante sucesivos proyectos financiados principalmente con fondos americanos desde 2003, y se ha centrado en aguas de Tenerife y El Hierro, con campañas ocasionales en otras islas. Para la bióloga marina, lo ideal sería poder lograr el establecimiento de un laboratorio marino permanente en la isla de El Hierro, que junto al archipiélago Chinijo y La Palma, tienen las aguas más prístinas y las reservas marinas de Canarias (que debería haber en todas las islas”).
La ULL y el Cabildo de El Hierro firmaron hace años un acuerdo de intenciones para crear un laboratorio de investigación y docencia marinas en El Hierro, porque es la isla con mayores profundidades cerca de la costa. «Estaría bien recuperar esa idea y consolidarla. Con mi incorporación como contratada Ramón y Cajal, la línea de trabajo en marcha desde 2003 se ha estabilizado aún más, y se puede acceder a convocatorias de planes nacionales y europeos”.
Líneas de trabajo
El equipo sobre cetáceos que coordina Aguilar mantiene varias líneas de investigación. Una es marcaje de cetáceos con dispositivos adheridos con ventosas a los animales, que permiten registrar parámetros como profundidad, movimiento en los tres ejes y sonido y, de este modo, conocer sus perfiles de buceo, vocalizaciones, cómo se relacionan y comunican los animales y su comportamiento de alimentación.
“Con estas marcas podemos estudiar de manera intensiva su comportamiento con gran detalle, así como el sonido, que es primordial”, explica la investigadora. “Para los cetáceos, sobre todo los odontocetos (cetáceos con dientes, que son cazadores en vez de filtradores como las ballenas de barbas), el sonido es importantísimo, porque lo utilizan con fines de comunicación, socialización y cortejo. Pero también con fines de alimentación por eco-localización. Esto les ha dado una ventaja evolutiva tremenda, porque les permite cazar en la total oscuridad de las aguas profundas, y detectar presas a distancia antes de que ellas detecten a su cazador. Con el sonido sabemos cuándo y dónde los cetáceos están buscando presas con chasquidos sonoros, y cuándo se están dando intentos de captura, indicados por zumbidos; esto ofrece una cantidad de datos tremenda para estudiar su ecología alimentaria”.
El próximo avance en esta línea de marcaje es adherir a cetáceos un nuevo dispositivo de marcaje con una ventosa adicional que registrará datos cardíacos, para investigar cómo los calderones se adaptan a los cambios de profundidad. “A los calderones los llamamos ‘guepardos de aguas profundas’ porque hacen sprint de caza en los buceos, ¡llegando a 36 km/hr a casi un kilómetro de profundidad y en apnea!, cuando se supone que deberían estar ahorrando oxígeno. Este comportamiento lo descubrimos aquí, en Tenerife. Investigar cómo adaptan su ritmo y amplitud cardiacos al ejercicio que realizan se logrará con las nuevas marcas”.
Este proyecto está financiado por la marina estadounidense, con la participación de las Universidades de Saint Andrews en Escocia, de Aarhus en Dinamarca y del Laboratorio Moss Landing de EE.UU. El dispositivo de marcaje que se empleará está siendo actualmente diseñado y desarrollado por el ingeniero Mark Johhnson de la institución escocesa.
Otra línea de investigación es el estudio de poblaciones. Los últimos proyectos en marcha, liderados por la ULL con colaboración de entidades escocesas, estadounidenses, danesas e italianas, estudian mediante técnicas de identificación fotográfica, la afinidad territorial y abundancia de los zifios, y la conectividad de las poblaciones en Canarias. Los estudios de fotoID tienen como responsables a las investigadoras Agustina Schiavi y Cristel Reyes de la ULL, con la colaboración de Vidal Martín, de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en Canarias, y de Manolo Carrillo, de la asociación Canarias Conservación, con las que se intercambia material gráfico y muestras de tejido de varamientos.
Esto último es porque, además, el proyecto estudia a nivel mundial la diversidad genética de los zifios de Blainville y de Cuvier, y si las mortandades masivas de estos zifios, relacionadas con maniobras navales en Canarias y otras áreas, han podido afectar a las poblaciones a largo plazo reduciendo su diversidad genética en las áreas de impacto repetitivo.
Otro aspecto importante del trabajo realizado es la divulgación. En mayo de 2017 hubo dos equipos internacionales de grabaciones que han hecho sendos documentales sobre las investigaciones de cetáceos de Canarias: uno fue de Sky TV, dentro de la serie “Ocean Rescue”, y está ya disponible; el segundo es de St. Thomas Productions, para National Geographic y la cadena Arte.
El primero de ellos trataba de conocer el porqué de las muertes de zifios por ingesta de plástico, ya que, a priori, parece extraño que un animal que se alimenta en profundidad muera por las bolsas que, aparentemente, están en superficie. “Los datos revelan que los plásticos en superficie son solamente el 10% de los que hay en el océano. Flotan, pero se les va pegando fauna y flora marina que hace que cojan peso y se hundan. Se distribuyen en la columna de agua y, durante ese trayecto, pensamos que los zifios y otros cetáceos pueden creer que son presas gelatinosas -porque dan un eco muy parecido- y se los comen”.
El segundo de los documentales versaba sobre los “Campeones de profundidad” y, en este sentido, el zifio de Cuvier es el animal que bate el record, con inmersiones hasta los 3.000 metros que pueden llegar a durar hasta dos horas. Así, el equipo de televisión acudió a El Hierro a grabar estos animales y filmar el trabajo de marcaje de investigación de zifios con el cual se descubrieron esos buceos.
Internacionalización
Natacha explica que siempre se busca que los proyectos tengan rango internacional “porque esto enriquece las ideas, los métodos de investigación y favorece que los estudiantes tengan experiencias en otros laboratorios extranjeros”. Esto responde, además, a su propio periplo como investigadora: tras licenciarse en Biología en la ULL, comenzó en el grupo de Biología Marina del centro tinerfeño que dirige el catedrático Alberto Brito, pero como no tenía una línea específica de cetáceos, marchó por dos años a trabajar a la Universidad de Cork (Irlanda), donde aprendió a utilizar la acústica para hacer muestreos en aguas oceánicas. Ello condujo a su posterior contratación por el Instituto Oceanográfico Woods-Hole de EE.UU. para realizar muestreos acústicos de cetáceos y también para campañas de marcaje.
Curiosamente, fue su estancia en el centro americano lo que le permitió retornar a aguas canarias. “Investigaban los varamientos masivos de zifios relacionados con sonares militares y llevaban ya tres años en Italia sin lograr resultados de marcaje. Les dije que si querían zifios, lo mejor era venir a Canarias. Hicimos aquí varias campañas que basaron mi tesis doctoral. Inicialmente nos llamaron locos, porque entonces no había sido descubierto para la ciencia que había poblaciones de zifios estables en El Hierro, pero con esta financiación extranjera lo probamos en 2003, conseguimos marcar los zifios de Blanville y, de ese modo, conocer su patrón de inmersión y sus vocalizaciones”.
A partir de ahí, la financiación de EE.UU. ha sido constante. Aguilar medió un convenio del instituto americano con la ULL para su contratación por la universidad tinerfeña, la cual, además, así compartía la propiedad de los datos. “Yo quería que mi tesis fuera de la ULL, no extranjera, porque los animales eran de aquí. Está muy bien ser internacionales, pero hay que crear un equipo estable en Canarias”. De esos datos ya han salido cuatro tesis doctorales Cum Laude de la ULL, con co-directores internacionales y mención europea (la de Aguilar y los doctores Patricia Arranz, Andrea Fais y Jacobo Marrero), y están en marcha otras dos, más multitud de trabajos de máster. Sin embargo, para poder consolidarse como Ramón y Cajal, son necesarias estancias post-doctorales en el extranjero, que Natacha realizó con dos contratos europeos Marie Curie, para trabajar en las Universidades de Auckland y de St Andrews. El último, el proyecto ECOSOUND del programa EU-Horizon 2020, terminó en mayo, cuando se incorporó a la ULL.
“Ahora mismo la Universidad de La Laguna es reconocida internacionalmente, nos llaman medios extranjeros, porque hemos conseguido publicar mucho y crear una línea aquí. Esperemos que ahora, con mi incorporación, la investigación se estabilice aún más, porque ha sido duro mantener la investigación activa y caminando en la ULL todo este tiempo, sin que hubiera una persona fija para ello. Es el fruto del trabajo dedicado y multidisciplinar de muchas personas”.
Gabinete de Comunicación