Entre el dolor y la armonía. El homúnculo en la pintura de Antoni Tápies
Resumen
Tras la ii Guerra Mundial la destrucción acentúa su presencia en el arte. Europa queda destrozada, y la pintura asume esta devastación como parte de su esencia. El homúnculo, símbolo del cuerpo humano degradado, se extiende como icono del sufrimiento también en España, donde la guerra civil y la posguerra actúan como detonantes de una labor pictórica destructiva. El presente artículo se centra en la figura de Antoni Tàpies para, a través de lo que sobre él se ha escrito y, especialmente, de lo que el propio pintor ha manifestado en ensayos y entrevistas, tratar de hallar un vínculo entre un panorama desolador y una manera especial de abordar el acto creativo. La pintura de Antoni Tàpies presenta la destrucción del cuerpo a través de su fragmentación y de una materia pictórica que habla de la carne herida. Pero esta destrucción puede ser armoniosa: es la disolución de la materia del cuerpo en la materia del cosmos, la unión definitiva. Ambos sentidos de la destrucción, violento y pacífico, conviven en la pintura de Tàpies, y con ellos un reducto de esperanza: el ser humano puede renacer pleno de nuevo.
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