La pintura que no se deja ver. La pintura avergonzada, la pintura escondida (a propósito de los escritos de Ángela de La Cruz, Georges didi-Huberman y Honoré de Balzac)
Resumen
El artículo «La pintura que no se deja ver: la pintura avergonzada, la pintura escondida» relaciona una de las primeras obras de la artista Ángela de la Cruz ashamed (1995), con La pintura encarnada (1984) de Georges Didi-Huberman, ensayo que a su vez analiza La obra maestra desconocida (1837) de Honoré de Balzac. Entre Ángela de la Cruz, didi-Huberman y Balzac se establece un triángulo en torno al concepto cuadro-cuerpo. A través de una pintura, un ensayo filosófico y un relato, tres autores de tres tiempos distintos recuperan las mismas ideas de carne y piel pictórica y cuadro humanizado. Su objetivo: superar las barreras de representación en la pintura para crear un ser más allá del objeto pictórico. Sin embargo, cuanto más idealizan la pintura y más pretenden superar la pantallapictórica, más se desvanece el concepto de «cuadro»; cuanto más acercan el cuadro a ser, más se aleja de ser un cuadro y menos se permite el acceso a lo que representa. La persecución del ideal implica que el cuadro se vea sometido a su ocultación, al deterioro y a la destrucción de su imagen.
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