Hacia una re-elaboración sensualista de lo sublime
Resumen
Este artículo plantea la posibilidad de cuestionar el uso que, desde una posición abalada por la filosofía, el discurso institucionalizado del arte ha hecho del concepto de lo sublime. Entendido el arte como juego semiótico y las obras de arte como articulaciones sígnicas, los aspectos fisiológicos o psicológicos de relación entre espectadores y obras de arte pasan a ocupar un lugar marginal. Las reacciones emotivas perturbadoras que suscitan ciertas obras de arte, como parte de su función, han sido ignoradas por el discurso institucionalizado. Aquellas obras que potencian estas reacciones perturbadoras como parte de su función han sido y son apartadas al ámbito de lo popular, del entertainment o del espectáculo de masas. Cuando no se apartan, aquellas obras se someten a una lógica semiótica uniformadora que acalla el carácter emotivo perturbador que forma parte de su función. Teniendo en cuenta que este carácter se asocia a lo sublime en las primeras definiciones del concepto, los silencios o contradicciones del discurso del arte institucionalizado a este respecto dan la clave para plantear alternativas a la modalidad teórica, lingüística o filosófica, que promociona.
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