El vertido de aguas residuales al mar ocasiona daños al litoral, a las aguas de baño y a los espacios marinos donde desembocan los emisarios submarinos utilizados a este fin. Estos emisarios submarinos pueden proceder de Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDARs, con un tratamiento completo, con un efluente de elevada calidad) que por diferentes motivos no son reutilizadas en tierra, de Estaciones de Tratamiento de Aguas Residuales (ETARs, con un tratamiento previo y/o primario, con un efluente de peor calidad). Aparte de estos vertidos “controlados”, puede haber vertidos “incontrolados” procedentes de estaciones de bombeo de aguas residuales (EBARs) situadas en la línea de costa, causados por fallos o averías (atascos, fallos mecánicos y eléctricos de los equipos) o por lluvias intensas que provocan el rebose de las mismas, u otro tipo de vertidos “incontrolados” al mar, realizados con o sin conducción. En consecuencia, la biodiversidad y el equilibrio natural del mar y sus fondos se ven afectados por estos vertidos a la par, que la imagen que se proyecta al turismo y a los usuarios locales en relación a la calidad y gestión del ambiente marino. Si bien en los últimos años se han realizado grandes esfuerzos por revertir esta situación y los datos a nivel local, regional e incluso, nacional han mejorado notablemente gracias a las inversiones realizadas en las Estaciones de Tratamiento (ETARs) y Estaciones de Bombeo de aguas residuales (EBARs) y en la mejora y ampliación de Estaciones Depuradoras de aguas residuales (EDARs), aún existen puntos negros en el litoral que requieren atención. La comunidad autónoma canaria es la que presenta más kilómetros de costa a lo largo de la cual se distribuyen unos 500 puntos de vertidos de aguas residuales al mar, de los cuales unos 200 son vertidos directos al mar (sin canalización), y otros 312 mediante conducciones a emisarios (emisarios submarinos o aliviaderos de emergencia de estaciones de bombeo), según datos del Gobierno de Canarias. Por su parte, el Plan Hidrológico de Tenerife (PHIT) indica que actualmente existen 89 EBARs en la isla, así como 107 previstas para el futuro. Además existen 29 ETARs y 34 emisarios submarinos (varios de ellos con ampliaciones previstas) operando así como, 5 ETARs y 10 emisarios submarinos previstos en un futuro próximo. Este mismo PHIT prevé la construcción de numerosas instalaciones de conducción y transporte de aguas residuales hacia EDARs de carácter comarcal, muchas de las cuales está previsto que sean operadas con tecnologías de biorreactores de membrana, aumentando y mejorando así, la capacidad actual de depuración. Sin embargo, hay muchas EBARs o ETARs que reciben aguas residuales con elevada salinidad o con una componente no biodegradable que impide que los tratamientos biológicos operen eficientemente. Por otra parte, los costes económicos y medioambientales que conlleva la red de conducciones a instalar para conducir las aguas residuales desde los actuales puntos de pretratamiento o bombeo hacia las Estaciones Depuradoras comarcales, son un aspecto relevante a tener en cuenta. Además, el transporte de estas aguas hasta dichas EDARs, implica que las mismas no podrían tratarse, ni reutilizarse allí donde se producen, de forma que beneficien a los enclaves poblacionales ubicados próximos a las costas. Analizando estos aspectos, surge otra opción para gestionar la problemática de los vertidos que afectan negativamente el paisaje del litoral, los fondos marinos y la calidad de las aguas de baño: mejorar la red actual de puntos de vertidos: ETARs, EBARs, acoplando tecnologías de tratamiento más eficaces. Así, la situación actual de muchos de estos puntos de vertidos podría verse sensiblemente mejorada con actuaciones centradas en reducir la carga de sólidos, la turbidez y la presencia de patógenos en las aguas a verter con tecnologías más avanzadas. En este sentido la filtración por medio de membranas, tecnología habitualmente aplicada como tecnología avanzada de afino de efluentes procedentes de estaciones depuradoras, donde la materia orgánica suele degradarse por medio de tratamientos biológicos aerobios, puede ser aplicada para concentrar dicha materia orgánica, no degradándola, separándola del efluente, constituido básicamente por agua. Este efluente líquido con un bajo contenido en materia orgánica, puede tener calidad suficiente para ser reutilizado en riego, según se desprende de trabajos previos realizados por el grupo investigador solicitante en laboratorio y de la literatura especializada, o bien, ser vertido con un impacto mucho menor. El proyecto propuesto plantea desarrollar y evaluar la ultrafiltración (UF) por medio de membranas dinámicas con capacidad autolimpiante. Estas membranas son capaces de retener sólidos de muy bajo tamaño, incluso bacterias, presentes en las aguas residuales domésticas, generando un efluente menos agresivo para el medio receptor e, incluso, reutilizable si la calidad obtenida fuera adecuada. La corriente concentrada en sólidos y materia orgánica podría ser valorizada energéticamente por medio de la digestión anaerobia o algún otro proceso termoquímico. El éxito de esta propuesta radicará en la sostenibilidad de la operación de la membrana. Las membranas por exposición constante a sustancias de diverso caracter colmatante, se ensucian de manera más o menos irreversible. Para mantenerlas limpias por más tiempo y que sigan siendo permeables, se suelen utilizar promotores de turbulencia o productos químicos, cuya eficiencia puede ser limitada en ciertas condiciones. El desarrollo y evaluación de la membrana de UF autolimpiante se realizará a modo demostrativo, incorporando un módulo ya estudiado y validado para este mismo fin, a escala laboratorio. Sin embargo, el cambio de las dimensiones, de laboratorio a semi-industrial obliga a estudiar la estabilidad del proceso de eliminación de materia orgánica obtenido, bajo diferentes condiciones de operación (flujo de filtración, flujo de retrolavado, velocidad de rotación, retrolavado asistido con aireación y/o rotación, etc). También se plantea incorporar la posibilidad de preclarificar las aguas residuales antes de ultrafiltrarla a fin de que pueda prolongarse la operación respecto a la ultrafiltración directa (UFD) del agua residual bruta. Para cada caso se evaluará la calidad del agua producida, a fin de valorar si la misma es potencialmente reutilizable en jardines o parques ubicados en los paseos y áreas recreativas del litoral. Por último, cabe destacar que valorizar energéticamente la materia orgánica concentrada puede contribuir a minimizar los costes globales del proceso y es de interés evaluar dicha posibilidad.