Imprimir es caro y poco sostenible, y en color mucho más.
miércoles 24 de abril de 2019 - 12:45 GMT+0000
Imprimir es caro, no sólo por el dinero que se destina a sufragar los consumibles y los sistemas de impresión, sino por el impacto medioambiental de la impresión. Un estudio realizado con una impresora láser estándar estableció que este impacto corresponde en casi un 80% al uso de papel, un 8% al consumo energético y un 6% a las tintas, siendo el porcentaje restante atribuible a la fabricación, distribución y reciclado posterior. La impresión más sostenible es aquella que no se realiza, pero si tiene que imprimir las claves para hacerlo de forma más sostenible son las siguientes:
- Reducir el uso del papel: Imprimir lo estrictamente necesario. Utilizar siempre la impresión a doble cara y de múltiples páginas por hoja cuando sea posible.
- Reutilizar el papel: La producción de papel reciclado supone un menor impacto ambiental, utilícelo cuando sea posible. El papel impreso se puede reutilizar y se debe reciclar.
- Reducir el consumo energético: Utilizar sistemas y modos de apagado automático (stand-by) que permitan el ahorro de energía cuando no se utilice la impresora. Reducir el número de impresoras favoreciendo el uso de equipos compartidos.
- Reducir el consumo de tintas: Imprimir siempre en negro y utilizar sólo el color como elección consciente cuando sea estrictamente necesario. La impresión a color supone un impacto económico y medioambiental de aproximadamente un orden de magnitud superior a la impresión en negro. Utilice impresoras compartidas de alto volumen en las que los costes y el impacto por impresión unitaria se reducen considerablemente. Imprima en modo borrador y en resoluciones bajas cuando no sea necesaria una calidad de representación detallada.
- Reciclar papel y fungibles: La universidad cuenta un programa de reciclaje de papel, plásticos y desechos varios. Haga uso de los depósitos dispuestos a tal fin.
Las tecnologías de la información han provocado que las necesidades de impresión en papel hayan cambiado drásticamente en los últimos años. El incremento del uso de dispositivos móviles, la utilización de dobles monitores o los procedimientos electrónicos son algunos de los elementos que han contribuido a disminuir la necesidad de imprimir en papel. En el ámbito universitario la impresión sigue estando ineludiblemente vinculada a la realización de exámenes, pero quizás en un futuro cercano dispongamos de soluciones a través de los sistemas de gestión del aprendizaje que reduzcan o eviten este uso.
En el marco del proyecto ULL-Imprime ya se dispone de los primeros datos de volumen, tipología y costes de las copias (negro o color) realizadas en las 235 impresoras adscritas en la actualidad a este servicio. Una de las conclusiones más significativas es que mientras el número de copias en color es muy inferior a las realizadas en negro, el coste se distribuye de manera inversa. Imprimir una página en color supone un coste (en todos los sentidos) aproximadamente diez veces superior al de la misma página impresa en negro.
Estos datos nos deben alentar y servir de referencia para realizar un esfuerzo aún mayor en reducir la impresión, especialmente en color, lo que supondría un importante ahorro económico para la institución, una reducción del impacto ambiental y demostraría un firme compromiso de la comunidad universitaria con la sostenibilidad.